Es el académico más joven en ostentar el cargo de director en la historia centenaria de la institución. Eduardo Sánchez Butragueño (Toledo, 1977), ingeniero técnico agrícola y licenciado en Ciencias Ambientales, tomará posesión del cargo en el primer pleno de la Real Academia con motivo del inicio del curso, será el 5 de octubre, domingo. Consciente de la corriente cultural que se vive más allá de la muralla, el nuevo director de la Real Academia apuesta por una «reflexión profunda» sobre la realidad cultural toledana. Pero antes de liderar esa reflexión y ejercer esta responsabilidad se incorporará al equipo de confianza del alcalde Carlos Velázquez en el Ayuntamiento como coordinador de Cultura. —En la historia centenaria de la Real Academia es el miembro más joven que hasta ahora ha ostentado el cargo, ¿es una responsabilidad mayor? —Ante todo es un honor, pero también es una gran responsabilidad porque tienes que dirigir una institución con muchísimo peso, con muchísima historia y con un muy buen hacer detrás, además de enfrentarte a un listón muy alto que te hace sentir aún más si cabe esa responsabilidad, al igual que el honor y el orgullo de asumirlo. —Puede que la sociedad toledana que vive al margen de la muralla vea a la Real Academia como una entidad arcaica y caduca, ¿qué les diría? —Uno de mis objetivos es hacer una institución adaptada a los tiempos, que estando orgullosa de su pasado y de su legado de más de 100 años sea vista por todas las capas de la sociedad y en todos los barrios de Toledo como una institución útil y no elitista en el sentido malo de la palabra, sino una organización que reúne a personas que de manera altruista y generosa dedicamos parte de nuestro tiempo a aportar el conocimiento que tenemos en bellas artes y ciencias históricas para hacer una ciudad mejor. Sin ser más que nadie, sin ser por ello una élite inalcanzable o casposo y de otros tiempos, muy al contrario, siendo accesibles, cercanos, útiles y sobre todo al servicio de la sociedad y de lo que es la ciudad y la provincia. —Hay cierto sector artístico y cultural que echa en falta una visión más amplia del concepto cultura, quizá elitista, que hay implantado en la ciudad, ¿lo considera así? —Puede ser que en el pasado haya habido esa percepción y en el terreno personal conozco que esa percepción es la de algunas personas. Lo único que puedo decir ahora mismo desde la Real Academia como nuevo director es que por nuestra parte vamos a trabajar para que en lo que dependa de nosotros esa percepción no se tenga y que la cultura no sea tenida como algo de una élite minoritaria, sino que sea considerada por todos y para todos porque además en los tiempos que corren en los que todo cambia tan rápido no hacer esto no tendría sentido, sería poco menos que nuestra condena a morir como sector cultural y en este caso como ciudad. —Una condena que para determinados sectores afecta a la ciudad más allá de la cultura por otras realidades, como el turismo de masas. —La gestión del turismo debe pasar por la búsqueda del equilibrio y del entendimiento. Primero, porque ningún turista se siente atraído por una ciudad en la que no vive nadie, y a su vez los residentes saben que con turismo su entorno está más cuidado y es más dinámico, está más vivo y ofrece más servicios. Es evidente que estamos condenados a entendernos, porque ni los turistas ni los residentes van a desaparecer. Es decir, el fenómeno turístico va a estar siempre en Toledo porque es una ciudad bella. Lo que tenemos que hacer es alcanzar ese tipo de equilibrios para que ambas realidades sean compatibles y estoy seguro de que lo podemos conseguir. —Su antecesor, el arqueólogo Jesús Carrobles, ha estado al frente de la institución casi una década, desde el 2 de febrero de 2016, ¿cuál considera que es su legado? —Se ha hecho un buen trabajo de actualización y modernización de la academia, y de puesta al día de muchos aspectos que estaban necesitados de esa actualización. Además, se ha conseguido que la voz de la academia, aunque siempre lo fue, se haya escuchado con más énfasis teniéndonos en cuenta. —Su oponente en las votaciones Miguel Gómez Vozmediano será su mano derecha como vicedirector de la institución, ¿cómo funcionará este tándem? —Miguel es un buen amigo y un excelente compañero y persona. Espero y deseo, y estoy seguro de que así va a ser, de me ayudará en aquella áreas en las que yo soy menos experto. Lo bueno de la academia es que todos tenemos una formación que complementa entre académicos y Miguel va a ser una pieza clave no solo en la labor de representación como vicedirector en aquellas ocasiones en las que yo no pueda estar o el encaje más, también con su con su valía y con su saber será, como bien ha dicho, mi mano derecha y mi gran apoyo. —¿Ha pensado ya en el proyecto estrella que pretende llevar a cabo como director de la Real Academia? —Todavía no me ha dado tiempo a hacer, por así decir, un planteamiento de ese tipo, sobre todo porque la Real Academia tiene un funcionamiento colegiado y democrático, es decir, no se hace lo que dice el director, sino lo que decide el Pleno y se trabaja en comisiones internas según las temáticas. Sí que habrá algunos asuntos que intentaré proponer y para los que espero el apoyo del pleno, entre los que puede estar la defensa del patrimonio inmaterial, es decir, la preservación de la cultura de Toledo y su provincia entendida en un sentido amplio. También apostaré por la consolidación de otros muchos proyectos que la academia lleva promoviendo durante décadas porque son necesarios, por ejemplo, en el sector de la cultura, sin olvidar el río Tajo, el paisaje, la convivencia y el equilibrio entre turismo y vecinos y, en definitiva, una larga lista de iniciativas que ya se han empezado o esbozado y que espero que se potencien más si cabe en algunos casos. —La financiación de la entidad ha sido su talón de Aquiles. Tras dejar la Casa de Mesa en 2015 e instalarse en la sede de la calle de la Plata, la Real Academia no pasó por su mejor momento económico, ¿cuál es hoy la situación? —La situación económica sin ser boyante no es preocupante. Evidentemente siempre es mejorable. Hoy tenemos la suerte de contar con una sede excelente gracias a al acuerdo que en su día se alcanzó con la Junta de Comunidades para la utilización del edificio de la calle de la Plata, aunque siempre sería bueno poder contar con más recursos para generar más proyectos y una actividad de mayor calidad, pero digamos que la economía no es un problema para la academia porque somos conscientes de que solo podemos gastar aquello de lo que disponemos. —Cuando hay colaboración institucional está demostrado que los proyectos avanzan, incluso salen adelante, prueba de ello es la eliminación del bolseo en el Casco Histórico, una iniciativa con la que colaboran como asesores. ¿No se hizo antes por falta de voluntad política? —Nosotros hemos estado siempre a disposición de las administraciones que han llamado a nuestra puerta. En el caso de la eliminación del bolseo se entendió que podíamos ser útiles y recogimos el guante con muchísimo gusto. Colaboramos con el Ayuntamiento para aportar nuestra visión y hacer ese proyecto de la manera que nosotros entendíamos que era mejor, por lo que estamos muy agradecidos. Siempre atenderemos este tipo de colaboraciones tanto con el Ayuntamiento de la capital como con los ayuntamientos de la provincia que nos lo demanden, porque ser útiles es nuestra razón de ser.