Detectan un nido de avispas radiactivo en una antigua fábrica de bombas nucleares de EE. UU. con niveles diez veces por encima del límite
Radiación - La presencia continua de fauna en territorios contaminados como Chernóbil o Fukushima revela procesos biológicos complejos que aún están siendo investigados por expertos de distintos países
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En distintas zonas del planeta, especialmente aquellas marcadas por ensayos nucleares o accidentes industriales, existen especies que continúan habitando espacios contaminados por materiales radiactivos. Ciervos, jabalíes, tejones, aves y pequeños insectos han sido observados en áreas como Chernóbil, Fukushima o ciertos emplazamientos militares en Estados Unidos, donde la presencia constante de radiación no ha impedido su reproducción ni su expansión territorial.
Aunque en muchos casos presentan alteraciones genéticas o metabólicas, su permanencia en esos entornos demuestra una capacidad de adaptación que todavía está siendo analizada por la comunidad científica. A través de estos animales, se estudia cómo la exposición prolongada a niveles variables de radiación puede afectar el comportamiento, la fisiología y la transmisión hereditaria de ciertas características. Esta convivencia con la contaminación también plantea interrogantes sobre la extensión real del impacto ambiental a largo plazo, como demuestra lo ocurrido recientemente en Carolina del Sur.
El pasado nuclear del complejo sigue generando consecuencias imprevisibles
El 3 de julio, personal técnico del emplazamiento de Savannah River, en Carolina del Sur, encontró un nido de avispas con un nivel de radiación diez veces superior al límite permitido por las autoridades federales. El hallazgo se produjo durante una inspección rutinaria cerca de los tanques donde se almacenan residuos nucleares líquidos, en una zona que antiguamente estuvo destinada a la producción de armamento nuclear. Los trabajadores aplicaron insecticida sobre el nido y lo retiraron para tratarlo como residuo contaminado, sin que se detectaran insectos vivos en el interior.
Según el informe emitido por el Departamento de Energía de Estados Unidos, el nido resultó afectado por una “contaminación radioactiva heredada del sitio”, un término que hace referencia a los restos acumulados durante las décadas en las que el lugar estuvo operativo en plena Guerra Fría. En la actualidad, aunque ya no se fabrican componentes nucleares allí, sigue albergando toneladas de material altamente contaminante que se gestiona mediante procesos de limpieza y confinamiento controlado.
La organización Savannah River Site Watch expresó dudas sobre la versión oficial, ya que el informe no aclara cómo llegaron los materiales radiactivos al nido ni si existe alguna fuga activa. Tom Clements, director ejecutivo del grupo, escribió en un mensaje recogido por Associated Press que “estoy tan enfadado como una avispa porque SRS no explicó de dónde vino el desecho radiactivo o si hay algún tipo de fuga de los tanques de desechos que el público debería conocer”.
El comportamiento de las avispas limita el riesgo de propagación fuera del perímetro
En un comunicado emitido por Savannah River Mission Completion, el organismo actual a cargo del recinto, se apuntó que las avispas suelen volar solo unos pocos cientos de metros desde sus nidos. Esta característica limitaría el posible alcance del material radiactivo fuera del perímetro de seguridad, especialmente porque los tanques implicados permanecen dentro de la zona restringida.
Además de este incidente, se han documentado otros tres nidos contaminados dentro del mismo emplazamiento, lo que ha motivado nuevas inspecciones para determinar si existe una fuente activa de contaminación o si el fenómeno responde a restos antiguos mal aislados. Edwin Deshong, responsable de la oficina del Departamento de Energía en el lugar, explicó al New York Times que “los nidos no suponen un riesgo para los trabajadores del SRS, la comunidad ni el medioambiente”.
Este no ha sido el único caso relacionado con fauna contaminada en la instalación. En 2017, según consta en otro informe del Departamento de Energía, se identificaron excrementos de ave con trazas radiactivas en el tejado de uno de los edificios. El hallazgo encendió las alertas por el potencial de dispersión de partículas a través del vuelo de animales que no conocen límites de seguridad ni protocolos de contención.
El cierre definitivo del complejo no está previsto hasta dentro de varias décadas
El complejo de Savannah River, construido en los años 50, generó más de 625 millones de litros de residuos líquidos como resultado de sus actividades industriales. Tras décadas de evaporación controlada, esa cantidad se ha reducido a unos 129 millones de litros, aunque todavía quedan 43 tanques subterráneos en uso. Las labores de descontaminación siguen activas, con un horizonte de cierre completo previsto para 2065.
La convivencia de animales con residuos radiactivos, tanto en este caso como en otros enclaves contaminados, sigue abriendo líneas de investigación sobre cómo la vida encuentra caminos incluso en entornos extremos.