De aventura parisina a historia de amor al estilo ‘Emily in Paris’: la experiencia de una creadora de contenidos en París
Nina Cretan, más conocida por su nombre artístico ‘Soldana’, jamás imaginó que su mudanza a París terminaría siendo el inicio de una historia de amor que parece similar a la de la serie ‘Emily en París’. Cantante y creadora de contenidos de Estados Unidos, vivía en Nueva York cuando recibió una propuesta inesperada: su empresa de consultoría le ofreció trasladarse a Francia. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 alteró radicalmente sus planes. Durante ese tiempo, Nina tuvo que hacer un desvío, instalándose temporalmente en Londres antes de finalmente conseguir los papeles necesarios para mudarse a París.
Una vez instalada en la Ciudad de las Luces, Nina aprovechó para lanzarse a proyectos creativos freelance, y comenzó a compartir en redes sociales su vida como expatriada estadounidense en Francia. Pero no todo fue fácil. Aunque hablaba algo de francés, al principio tuvo dificultades para comunicarse con fluidez. Esto no solo afectó su rutina diaria, sino que también influyó en su vida sentimental. Además, como le ocurre a muchos expatriados, descubrir la vida social en París fue un proceso inesperadamente complejo. “Es difícil conocer gente francesa”, confesó. “Es fácil conocer a otros extranjeros. Tan pronto como conoces a un estadounidense, te dicen: 'Déjame presentarte a todos mis otros amigos estadounidenses'”.
PUEDES VER: Petro denuncia que Perú tomó territorio colombiano y advierte: “Vamos a defender nuestra soberanía”
La historia parisina de Nina y Thomas al estilo Emily in Paris
En ese contexto de exploración, Nina decidió probar suerte con las aplicaciones de citas, una experiencia que resultó muy diferente a la que conocía en Estados Unidos. Fue entonces cuando, después de dos años de citas, encuentros y desencuentros, conoció a Thomas a través de Bumble. Él vivía, por pura coincidencia, en el mismo vecindario que ella. Y como si eso no fuera lo suficientemente parecido a ‘Emily en París’, también era oriundo de Normandía, la misma región de Francia que vio nacer al personaje de Gabriel, el interés amoroso de Emily en la serie de Netflix. Desde el inicio, la conexión entre Nina y Thomas fue fuerte. “Nuestra primera cita duró seis horas”, recuerda. “Dimos un paseo por París, tomamos café y al final nos gustó tanto que cenamos juntos”. Fue el tipo de cita que no se planea, pero que fluye con naturalidad, como si los dos se hubieran conocido desde siempre.
Al final de esa larga primera cita, ocurrió otro detalle digno de guion: al caminar de regreso a casa, Nina le dijo a Thomas que no hacía falta que la acompañara hasta la puerta. Él respondió: “Yo también voy caminando a mi casa”. Fue entonces cuando ambos descubrieron que vivían literalmente al lado del otro, en edificios contiguos. “Después de eso, me lo encontré yendo al metro todos los días”, cuenta entre risas. Más allá de la anécdota, lo que comenzó como un buen encuentro casual se convirtió en una relación que fue creciendo de forma sólida y constante. Nina empezó a notar cuánto le gustaba realmente Thomas, no solo por la atracción, sino por cómo se complementaban. “Es curioso porque tenemos personalidades muy opuestas”, reflexiona Nina. “Pero sorprendentemente, nos complementamos de maravilla”.
De una cita en París a una boda en Francia: el final feliz de Nina y Thomas
Con el tiempo, la relación pasó de las primeras citas a algo mucho más profundo. Nina decidió llevar a Thomas a California para pasar juntos el Día de Acción de Gracias con su familia, lo cual marcó un paso importante en la consolidación de la pareja. “Ese primer año lo llevé a casa para Acción de Gracias”, cuenta, revelando lo bien que se llevaban a pesar de sus diferencias culturales. La historia de ambos, sin proponérselo, se fue pareciendo cada vez más a una comedia romántica parisina. Y como toda buena historia de amor, tuvo un giro aún más especial: la propuesta de matrimonio.
En 2024, Thomas le propuso matrimonio a Nina en Londres, cerrando así un círculo que había comenzado con la reubicación de ella a Europa. Meses después, la pareja celebró su matrimonio civil en marzo, y para hacerlo aún más inolvidable, organizaron una segunda boda en el sur de Francia. La familia de Nina viajó desde Estados Unidos para acompañarlos, y eligieron el 4 de julio como fecha especial. “Los estadounidenses no tienen tanto tiempo libre como los europeos”, explicó ella. “Si van a venir hasta aquí, quiero que sea un fin de semana largo realmente agradable”. Su historia, compartida con miles de seguidores, es la prueba de que la realidad, a veces, supera a la ficción.