Alertas amarillas, naranjas y, ahora, rojas. Temperaturas muy superiores a 40 grados. Mínimas que impiden dormir. Noches tropicales. Jornadas en las que el grillo ni siquiera releva ya a la cigarra, sino que cantan al unísono hasta el amanecer. El siempre calurosísimo verano de Córdoba está rizando el rizo este estío con unas semanas especialmente abrasadoras y una larga ola de calor que lleva ya castigando una semana y cuyo final no se atisba a corto plazo. No existen secretos ni fórmulas mágicas para superar esta sucesión de pequeños infiernos. Los cordobeses optan por lo efectivo y sencillo : splits, ventiladores y penumbra en la casa. Francisco Muñoz tiene un negocio en la calle Cruz Conde. Y no ve más salida para combatir el calor que poner el aire acondicionado tanto en casa como en su tienda, aunque el gasto sea enorme. «En Córdoba, a pesar del calor, hay comercios y restaurantes que no están bien acondicionados ». Muñoz rememora con gracia los tiempos en que «las casas no tenían aire, sino ventiladores, los coches tampoco, y los sofás eran de escay». En comparación con esos tiempos, ve mejorada la situación e incluso relativiza este intenso episodio de altas temperaturas: «Ahora se llama ola de calor a lo que siempre fue lo normal del verano». «Aire acondicionado día y parte de la noche, hasta la madrugada, ropa interior en casa, permanecer en el domicilio hasta las 22.00 horas, tener siempre agua y cerveza fría en la nevera». Esta es la receta de Rafael Santiago para soportar las altas temperaturas en el hogar, algo que varía en el trabajo: «Ahí, tenemos que llegar a un acuerdo entre compañeros, porque el edificio está recalentado, pero no a todo el mundo le gusta poner el aire desde las ocho de la mañana». Ana Torres vive en una casa cerca del Calasancio. Puntualiza que es una vivienda antigua, no un chalé. Tiene terreno pero no piscina construida. «En verano ponemos una piscina de plástico, que hace el apaño, y por la noche hacemos mucha vida al fresco para evitar tener todo el día puesto el aire acondicionado». Ayuda en su caso que dicho terreno es de tierra y césped, y que hay árboles que dan sombra. «Aún así hay noches insoportables», confiesa. Una constante en los cordobeses consultados son las estrategias para poner o no el aire, cuánto tiempo y cuándo, no sólo por los gastos económicos, sino por las molestias. Unas veces en el trabajo, como reseñaba un testimonio anterior, pero también sucede en casa, ya que no a todo el mundo le sienta bien la refrigeración , especialmente de noche. Paco García indica que, al levantarse, ventila la casa. A partir de ahí permanecerá cerrada a cal y canto. «Pongo todos los días el aire por la mañana un par de horas, y antes de acostarme otras dos. Para mí, con eso es suficiente». Pero no en todos los casos es suficiente. Estrategia parecida sigue Julia Trillo. «Al principio del verano basta con poner el aire tres o cuatro veces media hora, pero ahora, con las casas recalentadas , por lo menos cuatro o cinco y una hora cada vez, incluso puedes tener que ponerlo un poco de madrugada para volver a conciliar el sueño ». Hay que recalcar que tanto García como Trillo duermen con las ventanas cerradas, para mantener el fresco. Rafael Martín teletrabaja elaborando páginas web. Para evitar el gasto del aire, durante un tiempo, durante su jornada laboral, se ponía un ventilador de los que emplean cubitos de hielo en soportes de plástico para ofrecer un aire más frío. «Cuando estabas varias horas así se llegaba a un grado de humedad bastante desagradable. No sabías qué era peor , si el calor o eso». Instaló entonces ventiladores de techo, a los que califica de «mejor invento del mundo». En las noches más calurosas puede incluso dormir con ellos puestos. «Además, por la mañana, pones el aire un tiempo, y luego le das a los ventiladores para distribuir el aire fresco», señala como su estrategia. Existe la escuela de la ventana cerrada pero también la de la ventana abierta. Es el caso de Clara Jiménez, que dice tener la suerte de vivir ahora en un piso donde entra la brisa por la noche, algo que no sucedía en viviendas anteriores: « Intento usar más los ventiladores que el aire, que me sienta mal, y por la noche sí abro la ventana y algo de aire entra, aunque en días como éstos ya es que todo da igual». Todos los entrevistados aconsejan bajar las persianas desde por la mañana o echar los toldos, o sea, mantener la casa en penumbra hasta donde sea posible. En Córdoba, el calor extremo de este verano ha llevado a sus vecinos a idear múltiples estrategias para sobrellevarlo, combinando aire acondicionado, ventiladores y horarios adaptados.