Un profesor revela las mejores (y más absurdas) excusas de padres para evitar que sus hijos hagan Educación Física
Educación Física es, para muchos alumnos, una de las asignaturas más esperadas o más temidas del horario escolar. Mientras algunos disfrutan de correr, nadar o practicar deporte en grupo, otros la perciben como una obligación incómoda. Lo que debería ser una cuestión puramente académica se complica cuando ciertos padres intervienen para eximir a sus hijos, en ocasiones sin el respaldo médico que exige la normativa. Un ejemplo de ello lo ha compartido el profesor de Educación Física Thomas a través de su cuenta de TikTok Prof de ballons, donde publica algunas de las excusas más insólitas que ha recibido de familias para evitar que los estudiantes participen en su clase.
La legislación establece con claridad que quienes necesiten quedar total o parcialmente exentos de las actividades físicas deben presentar un certificado médico. Este documento acredita la condición de salud del estudiante y, en su caso, sugiere adaptaciones. Sin embargo, la realidad en colegios e institutos muestra que no siempre se siguen estos pasos. Los docentes, conscientes de que enfrentarse a los padres puede generar conflicto, a menudo se ven en la tesitura de aceptar una simple nota familiar como justificación.
En la práctica, muchos profesores reconocen sentirse en una posición incómoda: por un lado, saben que la Educación Física es tan obligatoria como Matemáticas o Lengua, pero, por otro, deben gestionar la relación con las familias, que en ocasiones priorizan la comodidad de sus hijos por encima del aprendizaje. Esta dinámica acaba generando desigualdad en el aula, ya que mientras unos alumnos cumplen con las exigencias de la asignatura, otros se ausentan con justificaciones poco sólidas, lo que desvirtúa la finalidad de la materia y complica la labor docente.
Las justificaciones más surrealistas
Thomas, un joven profesor de Educación Física en un instituto de Essonne (Francia), ha compartido en su cuenta de TikTok algunas de las situaciones más curiosas que vive en el aula. Reconoce que, aunque la norma solo contempla exenciones médicas, con frecuencia acepta las decisiones de los progenitores para evitar enfrentamientos con ellos. “No quiero distanciarme de los padres, que pueden volverse muy agresivos”, confiesa.
Entre las anécdotas más llamativas, recuerda una solicitud recibida en 2012: unos padres pidieron dispensar a su hijo de las clases de natación porque “acababa de ir a la peluquería y no debía mojarse el pelo en dos días”. Otra, más reciente, llegó de la madre de Valentina, que negó que su hija asistiera a las clases por cuestiones de imagen: “No quiero que acabe con el pelo revuelto y la cara roja, no es la imagen que queremos proyectar en nuestros tutoriales de Instagram y YouTube”.
El propio Thomas asegura que este tipo de explicaciones son más frecuentes en la natación, asignatura a la que más resistencia encuentra entre alumnos y familias. “En cada clase de piscina suele haber, de media, tres estudiantes exentos. Muchas veces dicen no encontrarse bien”, explica. Ante casos surrealistas, el profesor afirma que lo más correcto es recordar a las familias que la ausencia injustificada puede suponer un suspenso en la asignatura.