El Ayuntamiento de Toledo ha dado un paso decisivo en la gestión de emergencias tras los episodios de lluvias torrenciales que en los últimos años han puesto a prueba la resistencia de la ciudad. La Dana de 2021, los graves efectos de la de 2023 y la reciente crecida del río Tajo en marzo de 2025 han dejado una lección clara: la prevención y la anticipación son tan necesarias como la respuesta inmediata. Así, tras la incorporación del coordinador de Emergencias, Valentín del Hierro, se están actualizando las zonas críticas y los protocolos de activación. Los planes identifican áreas especialmente vulnerables: Safont, Vega Baja, el Polígono, accesos a barrios periféricos y también las infraestructuras críticas como la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) y el Ecoparque, en donde ya se han adecuado los accesos. Para dar una respuesta planificada anticipada, la ciudad, a través de la Concejalía de Seguridad Ciudadana y Protección Civil, que dirige la vicealcaldesa, Inés Cañizares, se están armando de planes municipales frente a inundaciones y fenómenos extremos. Fruto de esa estrategia, el Ayuntamiento ha elaborado dos herramientas clave: el Plan de Actuación Municipal frente a Inundaciones y el Plan de Actuación Municipal frente a Fenómenos Meteorológicos Adversos, actualmente en proceso de homologación por parte de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Ambos documentos establecen la zonificación de riesgos y elementos vulnerables, protocolos de activación en fases de alerta y emergencia, un catálogo de medios municipales y la coordinación con el 112-SACUE y Protección Civil. Además, contemplan la programación de simulacros para medir la capacidad real de respuesta. En fase de alerta, los protocolos prevén cierres preventivos de parques, jardines, instalaciones deportivas y pasos susceptibles de anegamiento, así como campañas de información ciudadana sobre autoprotección y sistemas de aviso rápido. Junto a la planificación, el Consistorio ha impulsado actuaciones de infraestructura destinadas a reforzar la capacidad de la ciudad para resistir las lluvias intensas. Entre ellas destacan la mejora y limpieza del alcantarillado y redes de drenaje urbano, con especial atención a Safont, Vega Baja, el Polígono y los accesos a La Peraleda; revisión de colectores pluviales y obras en taludes y cunetas para prevenir desprendimientos y acumulación de agua y la adecuación de accesos a instalaciones críticas como la EDAR, la ETAP y el Ecoparque. Estas medidas se complementan con el refuerzo del mantenimiento del drenaje urbano, en colaboración con TAGUS y el área municipal de Obras. Así, por ejemplo, en Azucaica también se han ejecutado obras clave para mitigar el riesgo de inundabilidad. Se han limpiado y mejorado redes de drenaje, revisado colectores pluviales y reforzado taludes y cunetas. El objetivo de la ciudad de Toledo es claro: mitigar riesgos, proteger a la ciudadanía y reforzar la resiliencia de la ciudad frente a un clima cada vez más imprevisible.