Con todos los focos apuntando deliberadamente a Waterloo (Bélgica) y a Junts, en la Moncloa comienzan a tomar conciencia de que el verdadero factor desestabilizador de la legislatura lo tienen más cerca. Está en el espectro de la izquierda. Es Podemos. En el Gobierno no ocultan que les genera «extrañeza» que quien compartió Consejo de Ministros y espacio ideológico se torne ahora en una potencial amenaza para la supervivencia del espacio progresista en el poder. «Los votantes no lo entienden», critican. Pero Sánchez ya ha asumido que quien «tumbará» al Ejecutivo no será Carles Puigdemont, sino Pablo Iglesias. Ambos persiguen sus propios objetivos políticos, pero el primero necesita que el Gobierno siga en pie para lograrlos y el segundo, derrocarlo...
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