Un contraste marcado dominó el funeral de Charlie Kirk en Glendale este domingo. Su viuda, Erika, conmovió al público al proclamar el perdón al hombre acusado de asesinar a su marido. «Perdono al que le disparó, porque el odio no se combate con odio, sino con amor», dijo entre lágrimas, apelando a la fe cristiana y exhortando a los presentes a volver a la iglesia, a la oración y a la vida familiar. Su mensaje fue de reconciliación y consuelo, una invitación a transformar la tragedia en renovación espiritual. El presidente, la otra gran estrella de la noche, disintió. Donald Trump desvió el tono del homenaje. Elogió a Kirk, pero lo hizo para subrayar sus diferencias: «Él no odiaba a...
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