La libertad cultural se juega en el Congreso
El Congreso de los Diputados inicia hoy el debate de una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que, de prosperar, supondría la derogación de la Ley 18/2013, la norma que reconoce la tauromaquia como Patrimonio Cultural. La propuesta, respaldada por la plataforma «No es mi cultura» y avalada con más de seiscientas mil firmas, busca eliminar el blindaje legal que durante más de una década ha protegido al toreo como parte esencial de la cultura española. La sesión marca el comienzo de un pulso político que, más allá de la normativa, pone en juego la consideración de la tauromaquia dentro del patrimonio cultural común.
La iniciativa no plantea una prohibición directa de las corridas de toros, pero abre la puerta para que comunidades autónomas y ayuntamientos puedan limitar, modificar o incluso vetar la actividad sin que exista un marco estatal que lo impida. En la práctica, esto significa devolver a los gobiernos territoriales la capacidad de decidir qué expresiones culturales pueden mantenerse y cuáles pueden ser descartadas. Para el mundo taurino, es un retroceso histórico que deja a la Fiesta en una posición de extrema vulnerabilidad.
El contexto político es decisivo. Mientras que PP y Vox han mostrado su rechazo frontal a la ILP, y Sumar junto a Podemos ya han expresado su apoyo, la posición del PSOE se convierte en el factor que puede inclinar la balanza. No es la primera vez que los socialistas se encuentran en el centro de la discusión sobre la tauromaquia, pero ahora su decisión puede definir el reconocimiento legal del toreo como patrimonio cultural de todos los españoles.
Desde el ámbito jurídico, varias voces han advertido de las consecuencias de derogar la norma. Según subraya Joaquín Moeckel, desaparecería la obligación constitucional de los poderes públicos de proteger y fomentar la tauromaquia, dejando a la Fiesta expuesta a decisiones arbitrarias y coyunturales. Además, ha señalado el uso instrumental del mecanismo de la ILP, creado para impulsar nuevas leyes desde la ciudadanía y no para derogar las ya existentes. En su opinión, el procedimiento ha sido manipulado como una coartada política que desvirtúa el espíritu de la democracia directa.
La Fundación Toro de Lidia, desde su creación, ha sido la entidad que ha asumido la defensa legal de la tauromaquia en todos los frentes. En este nuevo escenario, la FTL ha calificado la iniciativa como un ataque frontal a la libertad cultural y un precedente extremadamente peligroso para el modelo democrático. Su posición es tajante: permitir que un gobierno decida qué es o no cultura en un territorio supone abrir la puerta a la censura, disfrazada bajo la apariencia de descentralización.
Para la FTL, la cultura no la definen los gobiernos ni las mayorías circunstanciales, sino el pueblo en su conjunto. La obligación del Estado no es seleccionar qué manifestaciones deben sobrevivir, sino protegerlas todas, incluso las minoritarias o incómodas. Esa es, recuerdan, la base de un sistema democrático que no puede permitir que una mayoría coyuntural suprima lo que otros consideran parte de su identidad.
El argumento se refuerza con un principio claro: la tauromaquia no se convierte en cultura por efecto de la Ley 18/2013, sino que ya lo era antes. La norma lo que hizo fue reconocer un hecho previo y evidente, del mismo modo que ocurre con el teatro, la literatura o cualquier otra manifestación artística. Derogar la ley no eliminaría esa condición cultural, pero sí despojaría al toreo del respaldo institucional que hasta ahora ha permitido su defensa frente a intentos de prohibición.
La tauromaquia podrá gustar o no, pero pertenece al patrimonio colectivo y forma parte de la historia viva del país. Negarle esa condición mediante una derogación legislativa es, para muchos, un intento de borrar del mapa cultural español una expresión que trasciende lo artístico y alcanza lo identitario. La libertad de los pueblos se mide también por su capacidad de respetar todas las culturas, incluso las que incomodan.
La realidad: juventud y plazas llenas
Mientras unos pocos (o muchos, da igual), convencidos de una supuesta superioridad moral, pretenden imponer su visión sobre la del resto, cercenando libertades fundamentales y despreciando la pluralidad cultural, la realidad demuestra algo bien distinto. Millones de personas han llenado las plazas de toros en los últimos años. Sin ir más lejos, 68d1dbfbfaf2a900079fceee|||https://img-cms.larazon.es/clipping/images/2025/09/23/0CD7CDB3-F65E-4180-9C77-7D4B111AF64C/30.jpg
La prohibición en Colombia: un peligroso precedente
Aunque en nuestro país las leyes y las cortes han sabido contener, al menos hasta ahora, los repetidos intentos de censurar la cultura taurina en algunas comunidades autónomas, la ofensiva antitaurina avanza sin freno en América, impulsada por la industria animalista. En Ecuador, Venezuela y México ya han golpeado con fuerza, pero es en Colombia donde la situación se ha vuelto crítica: su Corte Constitucional ha avalado una ley que prohíbe la tauromaquia en todo el país a partir de 2027. Un nuevo triunfo del pensamiento único que enciende las alarmas en España, donde el Congreso ya siente la presión de este fuego ideológico importado.