Todos los protagonistas sabían que el partido frente al
PSG serviría para valorar el estado actual del
Barça y así fue. ¿Hace falta dramatizar? No. Pero viene bien este tropiezo para hacer una buena autocrítica y volver con más fuerza aún. Y es que el equipo de
Flick se vio superado en muchos minutos, en los que el campeón de Europa jugaba de memoria. Y es algo bastante normal sabiendo que es la tercera temporada de
Luis Enrique.
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