Año 1991.
Tifilis percibe con asombro el colapso total de la todopoderosa Unión Soviética, a la que pertenece Georgia. País de guerreros y de luchadores, el país declara su independencia el 9 de abril de ese mismo año, y es uno de los primeros en comenzar su propio camino ante la inminente desaparición del gigante comunista. Sin embargo, el pueblo pronto entra en insurrección, y da comienzo una
guerra civil que duraría tres años y acabaría con un saldo de
20.000 muertos, todo por determinar la soberanía de una nación en rebeldía tras años de yugo inexpugnable.
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