100 ginécologos avalan el 'síndrome postaborto'
El Grupo de Ginecólogos Jérôme Lejeune (JL), integrado por especialistas de toda la geografía española, ha emitido un comunicado para resaltar «la necesidad de informar de manera completa sobre las posibles consecuencias físicas, psicológicas y sociales de la interrupción del embarazo, defendiendo al mismo tiempo la dignidad de la mujer y el valor único de cada vida humana».
Esta asociación reúne a más de un centenar de especialistas en ginecología y obstetricia de todo el país. Inspirados por el profesor Jérôme Lejeune, descubridor del origen genético del síndrome de Down, defienden «la dignidad de la mujer en todas las etapas de su existencia, con un respeto especial por su capacidad de dar y transmitir la vida». Según sus consideraciones, la interrupción del embarazo, «aun siendo legal en nuestro país, constituye un acto médico de enorme trascendencia que conlleva consecuencias, y que requiere siempre una información veraz, completa y rigurosa sobre sus características y posibles efectos».
Dentro de estos efectos, el Grupo de Ginecólogos Jérôme Lejeune diferencia tres tipos: físicos inmediatos, físicos a medio plazo y psicológicos. En los primeros se mencionan sangrado vaginal; dolor abdominal; retención de restos que puede precisar reintervención; infección uterina (endometritis) poco frecuente con profilaxis antibiótica adecuada y perforación uterina o lesión cervical. A medio plazo, pueden darse alteraciones menstruales transitorias; adherencias intrauterinas (síndrome de Asherman), poco comunes, sobre todo tras legrados repetidos; infertilidad secundaria, poco frecuente salvo en casos de complicaciones graves; o un posible incremento del riesgo obstétrico futuro (parto pretérmino o bajo peso al nacer), aunque la evidencia no es concluyente. Tristeza, ansiedad o arrepentimiento son algunos de los que mencionan a nivel psicológico. Según afirman, y en base a «diferentes estudios», entre un 5 y un 20% de las mujeres sufre Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). «El denominado síndrome postaborto es utilizado en la práctica clínica para describir cuadros de ansiedad, depresión y dificultades de afrontamiento tras la interrupción», concluyen.
Desde el Grupo JL defienden que «esta información no puede ser omitida ni silenciada», y reafirman su compromiso «con una información transparente, un acompañamiento integral y un respeto absoluto a la dignidad de la mujer». Según su experiencia, esta es la única manera de garantizar «un verdadero cuidado de su salud física, psicológica y social».
La opinión de la Iglesia
Desde la Conferencia Episcopal Española (CEE) también expresaron el pasado jueves su opinión respecto a la decisión del Ayuntamiento de Madrid de aprobar una propuesta de Vox para obligar a informar a las mujeres sobre «el síndrome postaborto». El «gran debate» sobre la interrupción del embarazo, según palabras de García Magán, portavoz de los obispos, es si se acepta que hay «vida humana o no es vida humana» en las primeras semanas del embarazo. Y «si la eliminación de esta puede considerarse un derecho». La respuesta para la Iglesia está clara: sí es vida humana.
En este contexto, y ante el número de abortos en España (más de 106.000 el pasado año, según el Ministerio de Sanidad), los obispos abogan por ofrecer ayuda a las mujeres que se plantean interrumpir su embarazo por falta de apoyo para que el aborto no sea «la única salida que se les dé». A esto añadió que «el aborto es un atentado contra una vida humana que está en el seno materno. En cuanto al síndrome postaborto, que hay ese debate, le puedo asegurar que todas las iniciativas que hay en ámbito de Iglesia de apoyo a las mujeres que han abortado confirman que, ciertamente, eso existe». Desde la Iglesia buscan apoyar a quienes se ven en esa «situación delicada» y ofrecer alternativas que vayan a favor de la «protección de la vida».