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Paula Vogel: “Gaza me rompe el corazón”

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La dramaturga estadunidense Paula Vogel vino a México “a recuperar su pasión por el teatro”, así lo expresó al ver la puesta en escena de Cristian Magaloni de su Indecente, que cerró temporada ante ella.Habría que haber visto el abrazo que dio al director cuando se encontraron por primera vez en el lobby del teatro Julio Castillo, el sábado 27 de septiembre. Pequeñita, con azules ojos de niña que escudriñan todo frente a ellos, Vogel repartía gratitud por haber mantenido la obra tres años en escenarios mexicanos.Estrenó Indecente en 2017 y fue su primera pieza en Broadway en medio siglo. La concibió como un homenaje al teatro a través de una compañía que durante 40 años monta otro drama, El dios de la venganza, escrito en 1906 en yiddish por el judío polaco Sholem Asch (1880-1957), que para Vogel no solo profetizó el holocausto perpetrado por los nazis, también el genocidio que perpetra Israel en Gaza.“Los niños piensan que el holocausto es historia; no es historia, el genocidio está ocurriendo ahora mismo”, sostiene en entrevista exclusiva la profesora de la Universidad de Yale, cuya más reciente producción, Mother Play (2023), la protagonizó en Broadway la leyenda de Hollywood Jessica Lange.“Gaza me rompe el corazón”, manifiesta Vogel (Washington, 1951), de padre judío y madre católica, autora también del musical A Civil War Christmas, con el presidente Abraham Lincoln de protagonista.Premio Pulitzer 1998 en Drama por Cómo aprendí a manejar (1997), sobre el abuso sexual y el incesto, y autora enfocada en temas sociales y políticos como en The Baltimore Waltz (1992), sobre la pandemia de VIH/Sida, en la que murió su hermano Carl, confiesa que sus obras son autobiográficas.En México se montaron otras piezas de Vogel. Benjamín Cann llevó al foro Sor Juana Inés de la Cruz en 2009 Desdémona, la historia de un pañuelo (1993) y Otto Minera estrenó en 2017 Cómo aprendí a manejar. Por su parte, Angélica Rogel hizo su versión del drama de Cosita en 2024, en el foro Lucerna.Teatro dentro del teatro, Indecente es la historia del montaje de El dios de la venganza, que aborda el amor entre dos mujeres: Rifkele, hija de un rabino dueño de un prostíbulo, y Manke, una de las prostitutas del burdel, drama censurado en Broadway porque dos mujeres se besaban en el escenario.“Estoy muy emocionada por ver a esta tropa de actores y esta compañía que han mantenido el espíritu de Indecente durante tres años”, comenta Vogel sobre los protagonistas de su drama estrenado en el Helénico en 2022: Alberto Lomnitz, Elizabeth Guindi, Ana Guzmán Quintero, Majo Pérez, Roberto Beck, César Chagolla, Jorge Lan, Federico Di Lorenzo, Leo Soqui, Cecilia Becerra y Francisco Verden.¿Cómo se encontró con la obra de Scholem Asch?Leí El dios de la venganza cuando tenía 23 años. Y me cautivó el respeto y el amor que tenía por las mujeres. La obra fue escrita en 1906, yo no podía creer que un hombre tan joven, que representaba una nueva era, escribiera estos hermosos papeles para las mujeres. Así que siempre ha estado en mi corazón. Y en 2005 tuve la oportunidad de escribir una obra sobre la obra, porque quería escribir algo que mostrara mi amor por el teatro, por el teatro yiddish, que ha desaparecido, y por los actores.Y Sholem Asch me mostró su amor por las mujeres; su obra es mirar el impacto del arte y el amor, más allá de nuestras diferencias, para parar la censura. Muchos pueblos son censurados por decir lo que sienten las personas de su comunidad. Y es muy importante que nos escuchemos. Es esa la razón por la que escribí Indecente, es un regalo para mí saber que ha estado funcionando tan bien aquí en México.Empezó Indecente en 2005, pero la estrenó hasta 2017. ¿Por qué tardó tanto en terminarla?Me tomó diez años escribirla. Hice mucha investigación. Y ya que estaba escribiendo sobre un gran escritor, quería asegurarme que estaba siendo justa, honesta, y que mostraba todos los lados de los temas abordados en la obra. Muchas personas sienten que hay que mostrar su mejor cara ante la comunidad. Cuando judíos, musulmanes, afroamericanos presentan obras ante todo un público, por supuesto es comprensible que quieran que el mundo exterior vea a sus pueblos de la mejor manera. Pero, por otro lado, hay un argumento que debemos recalcar: todos somos humanos.¿No deberíamos mostrar que nuestros pueblos son tan humanos como cualquier otro? Y ese es el argumento con que El dios de la venganza llegó a Nueva York en 1923, cuando todos los actores fueron arrestados por obscenidad e indecencia, porque en la pieza había un beso entre dos mujeres en el escenario.Durante muchos años nadie prestó atención a la obra de Asch. A mí siempre me gustó. Y mi mayor deseo es volverla a ver representada. Aquí han hecho un gran trabajo con Indecente, lo he visto.He visto Indecente unas ocho veces desde su premier en 2022. En cada ocasión, encuentro un nuevo leit motiv o un tema central en su obra. Y hoy interpreto que es la historia de un beso.Absolutamente lo es. Es la historia de un beso. Es una manera muy hermosa de decirlo. Una de las cosas que sentí cuando me senté a escribir Indecente es que los niños piensan que el holocausto es historia. No, no es historia; el genocidio está sucediendo ahora mismo, ahora mismo. ¿Cómo decimos a los niños cómo sentirse en sus cuerpos para que estén en guardia y se protejan mientras crecen y se hacen más viejos? ¿Cómo hacerlo? Tú no quieres herir a los niños, pero quieres que sepan esto. Hay una larga historia, el odio no sucede de la noche a la mañana. El amor del personaje de Lemml (el gerente de producción El dios de la venganza/Indecente) supera por mucho ese odio.¿Cómo celebramos la alegría? ¿Cómo unimos nuestra alegría en una situación límite? Para los judíos, durante el holocausto, el teatro los unió y les mostró la luz. Nos mostró la luz a todos.Los nazis les prohibieron actuar, así que encontraron áticos para actuar cuando estaba prohibido. Para nosotros es un privilegio estar en el teatro. He pasado 50 años en el teatro, y ver a extraordinarios actores, diseñadores y directores, me da una riqueza más allá de lo que se puedan imaginar, porque he visto esa belleza.Sholem Asch fue condenado por otros judíos debido a que retrató en El dios de la venganza a un judío propietario de un burdel, que al final reniega de su dios e incluso prostituye a su propia hija, Rifkele, porque esta se enamora de una prostituta, Manke. A Irène Némirovsky y a Hanna Arendt, judías ambas, los judíos de su tiempo las tacharon de antisemitas por cómo representaron a los judíos en sus obras. ¿Cómo recibieron los judíos estadunidenses Indecente?Es interesante. Sholem Ash fue rechazado por los judíos en Estados Unidos; finalmente se mudó a Londres y luego a Israel. Y fue muy doloroso para él. La gente se volvió contra él. Sholem Asch creía que todos deberíamos ser, sin importar nuestras religiones, un solo pueblo, y que todo dios o dioses debían ser respetados. Eso fue visto como una herejía por los judíos que venían del holocausto. En mi caso, no esperaba la recepción que tuvo Indecente, fue un regalo poder escribirla y luego estrenarla en Nueva York. Esa vez me quedaba fuera del teatro por una hora o dos después de que bajaba el telón, para que la gente se acercara a contarme sobre sus abuelos o hijos, sus historias, sus experiencias. Y un chino se me acercó y me dijo: “Su obra me mostró cómo me siento como inmigrante”. Indecente es una obra muy pro inmigrante. Y Dios sabe que en Estados Unidos necesitamos eso ahora mismo. No esperaba esa primera recepción en Nueva York. Y desearía que Sholem Asch tuviera una recepción así.Estrenó Indecente en Broadway en 2017, año en el que Donald Trump asumió la presidencia de EEUU por primera vez.Sí, fue mi primera obra en Broadway, se montó ahí cuando tenía 65 años.¿Diría hoy, ocho años después, que es una obra profética con lo que está ocurriendo ahora en Estados Unidos y en otros lugares del mundo, como Israel y Gaza?Sí, lo diría. Y creo que muchos de nosotros vieron venir esto. Escribí Indecente porque sabía que iba a venir esto. Incluso Sholem Asch sabía qué venía, sabía qué iba a pasar en 1930, daba discursos para advertir: esto viene, esto viene. Él podía ver cómo el fascismo iba ascendiendo. Y los estadunidenses también pueden verlo. Mucha gente ignora lo que se avecina. Gaza rompe mi corazón. Seguimos teniendo genocidio tras genocidio. Debo decir que me he volcado al teatro por resiliencia. Porque, cuando nuestro corazón se rompe, ¿cómo podemos mantener la esperanza de un futuro mejor, de un futuro que sea mejor para nuestros hijos, mientras nuestros corazones se rompen?¿Cómo comparten su trabajo la artista y la activista en un país como Estados Unidos?Es muy difícil y cada vez es más difícil. Paso mucho tiempo como tutora de escritoras jóvenes, porque no quiero que pierdan su deseo de escribir, no quiero que renuncien a escribir. Investigué 10 años para Indecente, y, en el gueto de Łódź, cerca de Varsovia, me encontré con que 10 hombres decidieron escribir un diario de lo que pasaba en el gueto y luego escondieron las 10 copias con la idea de que al menos una de ellas fuera descubierta cuando ellos hubieran muerto. Y fue exactamente lo que pasó. He leído esas crónicas de Łódź y son extraordinarias. Pero lo que más me sorprendió es que están llenas de vida, humor y resiliencia, de personas que incluso sabían que su final estaba cerca.Ganó el Pulitzer con Cómo aprendí a manejar, que estrenó off Broadway hace casi 30 años. Ahora ya sus dos más recientes obras, Indecente y Mother Play, se montaron en Broadway. ¿Cómo impactó en su carrera pasar del teatro independiente a producciones en Broadway?Primero, no creo en los premios. No podemos ser honestos si creemos en los premios. Yo me enfoco en mi elenco, en mi director y en mi público para ver sus respuestas. Y escucho con mucha atención sus respuestas. El sentimiento de alegría que tengo al estar en mi compañía es increíble, y eso es lo que importa. Debo decir que, a mi edad, tengo más alegría mirando que los trabajos de mis estudiantes están siendo llevados a escena y ganan premios. Y lo que está sucediendo ahora mismo es que la administración de Trump está censurando y cancelando todo el teatro, todo el arte. Así que siento que de esos hombres que escribieron los diarios en la guerra no se puede perder ninguna voz. Cada voz debe ser preservada, escuchada y leída. Y cómo podemos hacerlo es lo único en que pienso al despertar.Su más reciente obra es Mother Play, cuya protagonista, Phyllis, lleva el nombre de su madre. ¿Cómo involucra su autobiografía en sus obras?Todas mis obras son autobiográficas de la manera en que creo que todo arte es autobiográfico. Los pintores son autobiográficos y cada actor es autobiográfico. Es interesante. Nadie le dice a un actor que interpreta a Otelo: “Vas a casa y matas a tu esposa esta noche”. Pero el actor es llamado a imaginar eso. Es imposible para mí crear gente real. Creo páginas de palabras y luego un milagro ocurre cuando un actor trae ese papel a la vida. Y no puedo creer que tuve a Jessica Lange en el rol de Phyllis. Cuando mi hermano estaba por morir de HIV, me dijo: “Ahora puedo ser tu material literario. ¿Vas a escribir sobre mí, verdad?”. Y le contesté: “Lo haré”. Y he escrito muchas veces sobre él, incluyendo en Mother Play.AQ



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