Extremadura está a punto de saldar una deuda histórica con sus montes. Más de dos décadas después de redactarse el primer borrador, la comunidad autónoma ultima la aprobación de su primer Plan Forestal, un documento estratégico que propone invertir 364 millones de euros durante la próxima década. Lo hará a través de 198 medidas concretas que persiguen un doble objetivo: proteger los montes del fuego y potenciar su dimensión económica. Es una meta con un trasfondo aún más ambicioso: revertir el proceso de despoblación rural que compromete el futuro de los municipios más pequeños. «Una de las líneas estratégicas de la Junta de Extremadura es compatibilizar la protección medioambiental con el desarrollo económico de nuestros pueblos», señala Francisco Ramírez, consejero de Gestión Forestal y Mundo Rural, el área del Gobierno de la popular María Guardiola que impulsa un Plan concebido como el marco director de la política forestal extremeña. En una región donde más de dos tercios de la superficie es forestal, el Plan propone destinar 203 millones a protegerse frente a los incendios forestales, pero también ante la erosión del suelo y los efectos del cambio climático. Este eje de la prevención es el primero de los cinco en que está dividido el documento, que el mes pasado obtuvo el visto bueno ambiental, lo que significa que ya solo restan los últimos pasos administrativos. «Estamos trabajando para poder aprobarlo antes de que acabe el año», anticipa el consejero extremeño. «Hemos pisado el acelerador en todo lo que tiene que ver con la gestión forestal, una materia que consideramos prioritaria», deja claro Ramírez. Entre las medidas más destacadas del primer Plan Forestal extremeño figuran la creación de una Red de Espacios Forestales Modelo, una Unidad Técnica de Sanidad Forestal, una Mesa Sectorial de usos recreativos y culturales y una Mesa regional de la biomasa. También se prevé un Archivo histórico de vías pecuarias, un Registro de montes ordenados, un Catálogo regional de flora y hongos de valor económico, una Plataforma digital de contenidos forestales y la firma de un convenio laboral específico para el sector forestal extremeño. Todas estas iniciativas responden a una misma idea: profesionalizar la gestión forestal y dotarla de instrumentos técnicos y administrativos que permitan mejorar los resultados y medir su impacto sobre el terreno. De hecho, esta iniciativa de la Junta de Extremadura plantea cambiar el modelo de gestión de los montes para favorecer oportunidades económicas tangibles, e incluso las concreta, citando desde los aprovechamientos sostenibles de madera, corcho, biomasa, resinas, hongos o frutos, hasta el fomento del turismo de naturaleza o el desarrollo de actividades culturales y educativas ligadas al entorno. En esta línea, otro de los cinco ejes de este plan forestal destina una cantidad de 37 millones de euros a impulsar la bioeconomía forestal, o sea, el aprovechamiento sostenible de los recursos maderables y no maderables, la biomasa energética y la reactivación del sector forestal como generador de empleo verde. Un tercer eje contempla 90 millones en acciones para preservar la riqueza natural y mantener los usos tradicionales de los montes, siempre bajo criterios de sostenibilidad. En el caso del cuarto, dotado con 29 millones, establecerá mecanismos de coordinación, seguimiento y evaluación entre administraciones y agentes del sector. Y por último, el quinto eje reserva cinco millones para formación, innovación, divulgación y cultura forestal. Además de detallar las acciones a poner en marcha, y como paso previo, el Plan Forestal realiza un certero diagnóstico de los montes de Extremadura, una comunidad autónoma con casi tres millones de hectáreas forestales, sobre un total de 4,2 millones. El documento ha sido elaborado siguiendo un proceso participativo y transparente, que ha incluido consultas públicas, evaluación ambiental estratégica y la participación de los principales agentes sociales y económicos del sector. Además, no es un documento estático, ya que será evaluado cada cinco años, con indicadores de seguimiento que permitirán medir los progresos y adaptar las actuaciones a los nuevos desafíos. La Unión Europea será la principal fuente de financiación de un Plan que señala a los bosques como piezas centrales en el modelo de desarrollo de Extremadura, ya que además de su capacidad para regular el clima, proteger el suelo, capturar carbono, pueden ofrecer recursos renovables. «Son también (como concluye Francisco Ramírez) una oportunidad para innovar, atraer inversión y construir un futuro más equilibrado entre la naturaleza y el ser humano situando a este último en el centro del foco».