Ese diminuto insecto que revolotea junto a las manzanas, los plátanos o las uvas cuando estas frutas están pasadas y en proceso de fermentación no es un bicho cualquiera. Es una joya para la ciencia, un modelo de experimentación que gana terreno al ratón por su rápido ciclo de vida, bajo costo de mantenimiento y una sorprendente similitud genética con los humanos, que lo hacen ideal para estudios iniciales. Para los científicos que estudian la genética, la magia de esta especie es que pueden mutar genes y ver sus efectos de manera barata, sencilla, y con grandes números de individuos que pueden usar sin limitaciones.