Acoge el Santiago Bernabéu un nuevo episodio en la rivalidad entre los dos clubes más grandes del fútbol español, aunque lo hace en un horario poco habitual para este tipo de encuentros. La parroquia madridista adelanta su comida y cancela la sobremesa dominical para acudir a recibir a sus futbolistas, una recepción deslucida tanto en vistosidad como en decibelios y asistentes. Al contrario que cuando se llena el feudo blanco, que acoge la salida de los protagonistas con un imponente mosaico en el que presume de «grandeza». Entre la afición merengue, hay un nuevo enemigo público número uno: Lamine Yamal. Las declaraciones del barcelonista acusando al Madrid de «robar» son gasolina para una parroquia que no sentía precisamente simpatía hacia... Ver Más