Las calabazas ya asoman por los escaparates, los productos se tiñen de rojo y negro y los comercios de Alicante se preparan para una de las campañas más creativas del año. Halloween ha dejado de ser una fiesta "importada" para convertirse en una fecha marcada en rojo, o más bien, en sangre falsa, en el calendario de los negocios locales de la ciudad. Desde las tiendas de disfraces hasta las pastelerías o las ópticas, todos aprovechan estos días para ofrecer productos tematizados, renovar escaparates y atraer a una clientela cada vez más entregada a la noche "más terrorífica" del año.