Estadio Azteca rumbo al Mundial 2026: los vecinos temen que se repita un desalojo
La construcción del Estadio Azteca provocó uno de los desalojos urbanos más significativos de Ciudad de México.
En setiembre de 1966, apenas cuatro meses después de su apertura, grupos policiales y maquinaria pesada arrasaron con al menos 400 viviendas en las colonias Santa Úrsula Coapa y Ajusco. Las autoridades buscaban ampliar los terrenos del estadio, principalmente para habilitar su estacionamiento.
Casi seis décadas después, el proyecto de remodelación del estadio, ahora llamado Estadio Banorte, ha reavivado el temor entre los habitantes de la zona. Quienes vivieron o heredaron esas experiencias aseguran que la presión para vender sus propiedades nunca desapareció del todo.
Un vecino, hijo de una familia desalojada en los años 60, relató que representantes de una empresa inmobiliaria se presentaron en su vivienda para hacerle firmar papeles. Alegaron supuestas deudas pendientes, pero se negó. Más tarde descubrió que la intención era adquirir el terreno a bajo precio. Indicó que este tipo de estrategias se repiten con frecuencia en la zona.
El aumento del valor inmobiliario en Santa Úrsula ha hecho que varias constructoras busquen comprar terrenos y casas para levantar torres de apartamentos. Algunos residentes rechazaron las ofertas y aseguran que pretenden conservar su lugar en la comunidad.
Con la llegada de la Copa del Mundo 2026, el interés por remodelar y construir nuevas infraestructuras en las cercanías del estadio se intensificó. Sin embargo, quienes viven allí esperan que los beneficios del evento también se reflejen en mejoras en seguridad y servicios públicos.
A pesar de que muchos vecinos son seguidores del fútbol y del Club América, el entusiasmo por el Mundial no es unánime. El recuerdo del desalojo masivo en 1966 todavía está presente en la memoria colectiva de la ciudad mexicana.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
