Están por todas partes. Dibujando un paisaje urbano monocromo, en blanco y negro, repetido hasta el hartazgo con edificios aburridos, anodinos y sin vocación alguna de hacer ciudad. Lo más probable es que el lector no haya reparado en su presencia, repetitiva y acaparadora, pero los edificios cebras -llamados así por la reiteración hasta el hartazgo de franjas blancas y negras en su fachada- se reproducen como una plaga por todos los rincones de la ciudad, de todas las ciudades, como esa respuesta estándar a las necesidades residenciales de la población. Los arquitectos alzan la voz contra esta degradación del paisaje urbano que implica replicar una y otra vez el mismo modelo de fachada con independencia de las condiciones de...
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