Cuando Alfredo Adams abrió su negocio allá por 1970 ni se imaginaba lo que era Internet, las redes sociales, el comercio 'on-line'... Lo que quería «tener algo propio» para ganarse la vida. «Era otra mentalidad», recuerda. Y había visto una opción en la venta de ropa de caballero. Hoy, más de medio siglo después, sigue al frente, aunque ya con su hija, Paula, también incorporada. «Y es a ella a quien le toca tirar del carro», apunta. Uno que ha pasado de una «tienda modesta» con la que empezó, a un grupo con tres establecimientos y un taller, con el textil como hilo conductor, pero muchos cambios en su labor. Lo suyo –bueno, y lo de los 17 empleados en...
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