Juan Gonzalo Rose en el jardín de lo soñado, por Eduardo González Viaña
Escribe: Eduardo González Viaña
“Tu voz, tu voz, tu voz
Tu voz existe
Tu voz, tu larga voz
Tu voz persiste”.
¿Le parece a usted bien esta mañana despertar escuchando “Tu voz”? ¿Qué cantante prefiere, Lucha Reyes o Tania Libertad? Sea como fuere, sonará maravillosa porque, además, “anida en el jardín de lo soñado”.
El vals fue escrito por Juan Gonzalo Rose y musicalizado por Víctor Merino. Se hizo popular al ganar un festival internacional y tanto éxito obligó al autor a continuar trabajando en los temas rítmicos.
A Juan Gonzalo Rose (1927-1983) se le conoce como poeta peruano de la Generación del 50, pero además fue dramaturgo, compositor y periodista.
En “Tu voz”, ¿qué fue primero?, ¿el poema o la canción? Creo que, en Juan Gonzalo, todo eso fue primero. Lo fue una voz dulce en una época bronca, la ternura por lo cotidiano y la añoranza de la infancia también lo fueron.
Se cuentan de Rose numerosas anécdotas y, a veces, sospecho que él mismo inventó algunas. A un abogado que interrumpió su camino para insistirle que le recitara uno de sus poemas, Rose le contestó con amabilidad: “Está bien, pero primero recíteme usted el Código Penal”.
Trabajamos juntos en la Universidad La Cantuta y recuerdo que, un mediodía, me invitó a salir del campus inmediatamente para tomar un refresco. Acepté, pero le hice notar que él tenía una clase a esa hora. Entonces, me llevó a su salón. Saludó a los estudiantes, dio una vuelta en torno de la sala y, por fin, se dirigió a su público: “Esta es una clase de poesía y ustedes ya acaban de ver a un poeta. Así que me despido”.
Salimos en medio del aplauso general.
En el mundo de las ideas, cuando se produjo una división entre peruanos que abrazaban las líneas china o soviética, el poeta Gustavo Valcárcel adoptó la de Moscú, en tanto que Alejandro Romualdo se inclinaba por la otra línea. Entonces, Gonzalo me comentó: “Parece que entre Valcárcel y Romualdo hay un cierto Rose”, jugando con el verbo y su nombre.
Humano y conmovedor, Juan Gonzalo produjo una poesía dulce, amorosa y triste. Dentro de los autores de su generación, fue su obra la que logró una combinación perfecta entre lo social y lo íntimo.
Debe ser por eso que, a la canción que hemos glosado, siguieron otras que, al igual que aquella, provenían del “jardín de lo soñado” e intentaban llegar a mucha más gente. Es posible, por ello, que “Tu voz” haya suscitado en usted el recuerdo de “Felipe de los pobres”, “Si un rosal se muere” y “Pescador de luz”, entre otras.
¿Fue Juan Gonzalo un compositor criollo? Marco Martos sostiene que “Rose se convierte, así, en un poeta popular como lo fue Felipe Pinglo en su momento. La característica común a ambos es que despojan al verso de todo artificio y se expresan con palabras simples que se pueden tocar”.
“Que me escriba una carta la que me hizo
los ojos negros y la letra gótica,
que me escriba una carta aquella amiga
analfabeta de pasión cristiana;
duraznos de mi tierra: que me escriban,
y redacte una carta pequeñita
mi hermana abecedaria y pensativa.
Muertos los de mi infancia
que se fueron
dormidos entre el humo de las flores,
novias que se marcharon
bajo un farol diciendo eternidades,
amigos hasta el vino torturado:
¿No hay una carta para Juan Gonzalo?”.
Como lamentablemente ha ocurrido con varios otros importantes poetas peruanos, Gonzalo Rose fue un preso político y luego un exiliado durante la dictadura de Odría, vale decir que “Las caras secuestradas” fue un poema que repitió muchas veces una triste circunstancia de su vida.
Todo eso hace que algunos lo comparen con Mariano Melgar, tanto en el género buscado como en la actitud ante a la vida.
En entrevistas y conversaciones que sostuvo con César Hildebrandt y Washington Delgado, mostró hacia sus últimos años una profunda depresión, expresó que estaba cansado de una larga cadena de fracasos y que veía una liberación en la muerte.
Sin embargo, esta mañana, cuando uno se pregunta dónde anda Juan Gonzalo, la respuesta más segura es que se halla en el jardín de lo soñado.
