En enero, parado frente a la “Mona Lisa”, el presidente francés Emmanuel Macron dio a conocer lo que parecía un plan ganador. El Louvre se sometería a una remodelación de 1 mil 150 millones de euros, con una nueva entrada y un espacio separado para la obra maestra de Leonardo da Vinci.En diciembre, esa ambición estaba a punto de desmoronarse. Una huelga de trabajadores por los salarios y la escasez de personal coronó un año sombrío para el museo más grande y más visitado del mundo, luego del espectacular robo de las joyas de la corona francesa en octubre.“No podemos gastar cientos de millones en una nueva entrada cuando los edificios se caen a pedazos”, declaró Elise Muller, guardia de galería y representante sindical de Sud Culture, durante el inicio de la huelga el 15 de diciembre.Las críticas del auditor estatal por el desatinado gasto agravaron los llamados para abandonar los planes impulsados por Macron y redirigir los fondos al mantenimiento básico. A finales del mes pasado, una fuga de agua en un ala egipcia dañó libros académicos, mientras que el cierre de otras galerías del museo parisino debido a problemas estructurales alimentó los temores sobre el estado del Louvre.Bajo presión, la ministra de cultura, Rachida Dati, reclutó a Philippe Jost, el funcionario público de alto nivel que supervisó la reconstrucción de Notre Dame. Jost “reorganizará profundamente el Louvre”, dijo, sin dar más detalles.El proyecto Nouvelle Renaissance (Nuevo Renacimiento) de Macron, para el Louvre debería haber definido su legado cultural, al igual que la pirámide de cristal del museo, de la década de 1980, está indeleblemente asociada al presidente francés François Mitterrand, ya fallecido.En cambio, la serie de crisis puso de manifiesto los retos más básicos que enfrenta el museo, algo que llevó a sindicatos y políticos de la oposición a pedir un enfoque más preciso en soluciones prácticas.“No quedará nada de esto. El último gran proyecto de Emmanuel Macron se hunde en las aguas del Sena”, dijo Pierre Ouzoulias, arqueólogo de formación y senador comunista de la comisión de cultura que examina el robo.Si bien todos los presuntos culpables del robo de octubre ahora ya fueron arrestados, las joyas de la corona con incrustaciones de zafiros y diamantes, robadas en un acto audaz de siete minutos en el que entraron a través de una ventana del primer piso, todavía no se recuperan.El auditor estatal de Francia criticó al museo luego del robo por gastar demasiado en adquisiciones y muy poco en seguridad, señalando que solamente se gastaron 3 millones de euros en mejoras de seguridad entre 2018 y 2024, de los 83 millones de euros previstos.Sin embargo, las investigaciones parlamentarias sobre la admistración del museo por parte de la directora del Louvre, Laurence Des Cars, y su predecesor, Jean-Luc Martinez, quien dejó el cargo en 2021, también revelaron descuidos flagrantes y un traspaso de del puesto mal hecho.Los senadores mencionaron una auditoría de seguridad de 2017 y un informe de 2019 que identificaba vulnerabilidades en la Galerie d’Apollon (Galería Apolo), de donde se robaron las joyas, que no se abordaron plenamente. En el informe de 2019 se recomendaba reforzar la ventana que utilizaron los ladrones.Martínez, quien realizó algunas reparaciones básicas y poco glamurosas, como la renovación de los baños y la señalización, dijo que sus planes de seguridad se vieron parcialmente frustrados por la pandemia de Covid-19.Des Cars, por su parte, defendió su historial, y afirmó que no fue informada del reporte de 2019 ni de los detalles de la auditoría de 2017 hasta después del robo.“Leí el informe...y creo que estaba tan conmocionada como todos”, declaró Des Cars.Pero también es blanco de críticas por dar prioridad a los eventos más llamativos y por tardar demasiado en sus propias medidas de seguridad para integrarlas en el plan Nouvelle Renaissance de 2025.“Lo retrasó todo para venderlo con su gran proyecto”, dijo Didier Rykner, fundador de la revista Tribune de l'Art, sobre el plan.Las propuestas de seguridad de Martínez incluían más cámaras de vigilancia y una torre de control en un espacio que Des Cars convirtió en residencia de artistas, según una persona familiarizada con el asunto. El Louvre no respondió a una solicitud de comentarios.Los sindicatos critican los planes de presupuesto del Louvre y hacen un llamado al museo a enfocarse en las reparaciones, solicitando “proyectos inteligentes”.Durante la huelga de diciembre, decenas de trabajadores cargaron pancartas, incluyendo una réplica de La balsa de la Medusa de Théodore Géricault, en las que deploraban las “fallidas” políticas del Louvre, mientras turistas y grupos escolares se congregaban desconcertados en las inmediaciones.El personal en huelga declaró una pausa en la huelga después de cuatro días, pero dijo que se reuniría de nuevo en enero para decidir los siguientes pasos.Los sindicatos también condenaron y calificaron de “antirrepublicana” una propuesta de aumentar los precios de los boletos para los no europeos, de 22 a 32 euros a partir de enero, una medida que volvería al Louvre en un lugar más caro que el Museo Metropolitano de Nueva York.Des Cars defendió el plan de remodelación ante los senadores, señalando que el British Museum (Museo Británico) de Londres también pretende construir una nueva entrada y realizar mejoras en la infraestructura, con un costo estimado de 1 mil millones de libras.“Lo que está en juego hoy no solamente es renovar y reparar el Louvre, sino también garantizar que no pierda su estatus como el museo más bello y grandioso del mundo”, declaró.El Louvre, alguna vez una residencia de los reyes franceses, se abrió al público por primera vez en 1793, durante la revolución. En la última gran reforma se transfirió al museo un ala que antes estaba ocupada por el Ministerio de Hacienda y creó la entrada con forma de pirámide de cristal. Sin embargo, diseñado para 4 millones de visitantes al año, el Louvre ahora recibe a más de 9 millones.Los críticos argumentan que el plan de Macron de transformar una fachada del siglo XVII en otra entrada principal es excesivo. “Se necesitan nuevas entradas, pero no una enorme con restaurantes y tiendas”, dijo Rykner.El plan de 1 mil 150 millones de euros dependerá en gran medida de los recursos propios del Louvre en lugar del de los contribuyentes. Esto incluye 300 millones de euros de su contrato de licencia con su filial de Abu Dabi, pero el museo aún necesita encontrar el resto del dinero. El financiamiento anual que proviene de los mecenas alcanzó un total de menos de 8 millones de euros en 2024.Luego de un año 2025 complicado, las perspectivas para 2026 se presentan igual de difícile. Encargado por Dati, Jost presentará un informe sobre las deficiencias de seguridad y otros retos en febrero. El mandato de Des Cars termina en septiembre de 2026, y aunque Dati rechazó su renuncia después del robo, la directora se enfrenta a nuevos llamados para que reconsidere su cargo, mientras que el juego de acusaciones con Martínez salió a la luz.“Son como dos estudiantes peleándose en el recreo, cada uno diciendo que el otro empezó”, dijo Ouzoulias.
