Hay algo en lo que todos los humanos coincidimos:
queremos ser felices. Las circunstancias personales, el contexto social, económico y familiar de cada uno influye en el bienestar emocional y
la percepción de felicidad de manera considerable, claro está. Pero ahora la ciencia ha descubierto algo que
cambia por completo lo que creíamos saber sobre la felicidad.
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