La infertilidad ya no es un problema aislado ni exclusivo de edades avanzadas . Factores ambientales, hábitos cotidianos y una exposición prolongada a tóxicos están modificando e mapa de la salud reproductiva de los hombres en España. Así lo advierte Juan Manuel Poyato , urólogo y andrólogo especialista en salud sexual y reproductiva de Next Fertility, en una entrevista con Telecinco, donde alerta de un cambio alarmante que ya se refleja en las consultas médicas. «Aunque las causas afectan de manera particular a cada individuo, cada vez se acumulan más evidencias de que los factores ambientales y los estilos de vida tienen un peso creciente en el origen del problema », señala. «Por supuesto, sin olvidar otros aspectos como los factores genéticos, hormonales, tumorales u otro tipo de patologías (diabetes, varicocele, infecciones, etc.)», añade. La consecuencia, describe el experto, es un cambio generacional drástico: «Desgraciadamente, los datos globales se reflejan en la práctica clínica diaria. Si hace años consultaban sobre todo hombres por encima de los 45 o 50 años, hoy atendemos a varones de apenas 30 que ni siquiera logran ser padres por primera vez ». «Nuestro modelo de sociedad ha propiciado un retraso en la edad de paternidad , que coincide con el declive natural de la fertilidad masculina según su 'reloj biológico'», expone también. En este sentido, desarrolla que la edad avanzada implica mayor exposición a tóxicos (tabaco, alcohol, drogas, contaminantes...) y un riesgo creciente de enfermedades crónicas . Además, los estudios poblacionales alertan de que retrasar la paternidad aumenta la probabilidad de trastornos como autismo, esquizofrenia o alteraciones cromosómicas en la descendencia . Por otra parte, la medicina moderna ha establecido vínculos claros entre determinados tóxicos y la calidad seminal : «Ya se señalan de forma clara contaminantes ambientales, pesticidas, metales pesados, dioxinas y otros compuestos químicos perjudiciales». Entre ellos resalta el bisfenol A , presente en plásticos y envases, que actúa como disruptor endocrino y se ha detectado incluso en semen, sangre, leche materna y orina. «Reducir la exposición a estos contaminantes es clave para proteger y preservar la fertilidad masculina», apostilla Poyato. A pesar de que las causas de la infertilidad son múltiples, desde varicocele e infecciones hasta alteraciones genéticas, el experto celebra que «gracias a las nuevas técnicas de optimización seminal y estimulación testicular, el porcentaje de irreversibilidad se reduce cada vez más ». En caso de que esto falle también, recuerda que «la genética no hace al padre» y que la donación de semen es una «opción excelente para resolver con éxito el deseo de paternidad en casos de esterilidad absoluta». En cuanto a los avances más prometedores , habla de una «auténtica revolución» en la que destacan la inmunología avanzada, la andrología personalizada y la biología molecular del espermatozoide , combinadas con inteligencia artificial y el fortalecimiento del microbioma con probióticos y prebióticos. Como ocurre con la mayoría de problemas, la prevención es esencial para evitarlos. En este caso, Poyato sugiere que «el estilo de vida desempeña un papel fundamental en la salud sexual y reproductiva del varón». Alimentación equilibrada, ejercicio, reducción del estrés y limitación de tóxicos son pilares esenciales: «La modificación de los hábitos de vida permite reducir los radicales libres, modular la actividad neuroendocrina, evitar daños en el ADN espermático y mejorar los niveles de fertilidad «. Igual de importante es desterrar prejuicios que, lejos de ayudar, han hecho mucho daño: «Los mitos más perjudiciales son los que siguen señalando a las mujeres como culpables». La fertilidad, insiste, es una responsabilidad compartida y una conversación que la sociedad ya no puede aplazar.
