May quiere que Reino Unido deje el mercado único y firmar un Tratado de Libre Comercio con la UE
El fin de la circulación de ciudadanos europeos, retomando la soberanía para controlar sus fronteras, encabeza la lista que el 10 de Downing Street ha ido tuiteando a medida que la primera ministra desgranaba todos los puntos. May considera que el Brexit debe suponer controlar el número de personas que llegan a Reino Unido desde Europa" porque, según ha subrayado, su experiencia como responsable de Interior le ha demostrado que no se puede controlar la inmigración y permitir a la vez la libre circulación en la Unión Europea. Preguntada sobre si los comunitarios tendrán acceso preferente, May ha repetido el mensaje de que Londres quiere recibir a los mejores: el Gobierno establecerá las leyes migratorias en función de los objetivos que se ha marcado. Eso sí, ha aludido al “reconocimiento de los derechos de los ciudadanos europeos en el el Reino Unido” a cambio de un reconocimiento similar para los expatriados británicos en la UE. “Éste será uno de los puntos más apremiantes de la negociación y esperemos poder llegar pronto a un acuerdo”, ha señalado.
Por lo demás, otros puntos de su lista son: mantener un "área común para viajar" entre Reino Unido y la República de Irlanda; comercio libre de aranceles con la UE; nuevos acuerdos comerciales con países que no son de la UE; un acuerdo sobre aduanas con la UE; una continuación "práctica" de los acuerdos para compartir inteligencia e información policíaca; el "control" de los derechos de inmigración para los ciudadanos de la UE en Reino Unido y los de Reino Unido en la UE y un "enfoque gradual" para una salida “suave” de la UE.
La primera ministra británica ha dejado claro que Reino Unido ha tomado la decisión de abandonar la UE y por tanto lo que quiere es un acuerdo que sea ventajoso y en ningún caso seguir siendo un "miembro parcial" del bloque. En su esperado discurso para exponer las prioridades que se ha fijado su Gobierno para la negociación del Brexit con la UE, May ha asegurado que quiere que "Reino Unido emerja de este periodo de cambio más fuerte, justo, más unido y mirando hacia delante más que nunca".
El que los británicos optaran por abandonar la UE no quiere decir, ha asegurado la primera ministra, que "queramos alejarnos de nuestros vecinos y amigos" ni tampoco es "un intento de dañar a la UE" o un rechazo de los valores compartidos. Así, ha sostenido que "seguiremos siendo socios fiables, aliados dispuestos y estrechos amigos. Queremos comprar vuestros productos, venderos los nuestros, comerciar con vosotros lo más libremente posible, y trabajar unos con otros para asegurarnos de que todos estamos más seguros y somos más prósperos mediante una amistad continuada". Pero para ello, lo que busca Reino Unido es "una nueva alianza en pie de igualdad, entre un Reino Unido independiente, autogobernado y global y nuestros amigos y aliados en la UE".
De todo lo que ha dicho la primera ministra, habría que destacar su propuesta de un Acuerdo de Libre Comercio con la UE que, según sus palabras, “les daría a las empresas británicas un acceso completo al mercado de la Unión Europea y viceversa”, sin que eso signifique formar parte del mercado único. Es decir, May quiere seguir gozando de las ventajas comerciales que proporciona el club europeo pero sin contrapartidas o haciendo contribuciones "relativamente pequeñas" comparadas con las que hace actualmente -"Los días de Gran Bretaña haciendo grandes contribuciones anuales a la Unión Europea cada año va a terminar", ha dicho- y negociando sus acuerdos de libre comercio por su cuenta, no en Bruselas. Quiere, además, un acuerdo aduanero y de fronteras con la UE, con la que asegura que “es factible” una nueva relación. Y eso lo ha asegurado porque, según ella, es lo que se desprende de las reuniones y conversaciones que han mantenido ella misma y otros miembros de su gabinete como el ministro de Exteriores Boris Johnson con líderes de las instituciones comunitarias y de los restantes Estados miembros.
En defnitiva, May ha explicado que no quiere que su país sea "un miembro parcial" o que goce de un acuerdo de asociación o "algo que nos deje con un pie dentro y otro fuera". "No buscamos adoptar un modelo del que ya gozan otros países", ha puntualizado, descartando que se pueda usar para Reino Unido el modelo de relación que la UE mantiene con otros socios. "Reino Unido está dejando la Unión Europea. Mi trabajo es conseguir el acuerdo correcto para Reino Unido mientras lo hacemos", ha asegurado May, antes de pasar a desgranar sus prioridades en el proceso de negociación.
El Parlamento tendrá la última palabra
May ha confirmado, por otra parte, que someterá a votación del Parlamento el acuerdo definitivo al que llegue con Bruselas para la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE). May está pendiente además de conocer este mes el fallo del Tribunal Supremo que podría obligarle asimismo a consultar con el Parlamento antes de activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, lo que dará inicio al periodo de dos años de negociaciones con la UE.
De momento, en cuanto May ha ofrecido la garantía de ese control parlamentario, la libra esterlina ha reaccionado al alza. Tras haber caído en torno a un 19 % desde el referéndum del 23 de junio de 2016, la libra subía esta mañana un 2,37 % frente al dólar, hasta 1,233 dólares, y un 1,46 % frente al euro, hasta 1,152 euros. En cambio, la Bolsa de Valores de Londres bajaba un 0,62 %, 45,31 puntos hasta los 7.281,82, en respuesta a la subida de la libra, que perjudica a las empresas exportadoras.
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