El embajador Kislyak, un veterano funcionario de la era soviética, en el ojo del huracán Trump
Así definió Sessions a Kislyak, un personaje clave en el proceso de implosión que atraviesa la administración Trump. El primero en caer fue el Consejero de Seguridad Nacional Michael Flynn. Ahora es el propio Sessions quien está contra las cuerdas, tras saberse que éste mantuvo sendas reuniones con el embajador ruso después de haber negado haber tenido contacto alguno con el Kremlin.
Kislyak estudió física aplicada durante la URSS de Brézhnev y pasó a formar parte del cuerpo diplomático ruso en Estados Unidos en 1981, primero en la Misión Permanente en Naciones Unidas en Nueva York. Kislyak participó, como representante en la OTAN, en las negociaciones de desarme nuclear entre Rusia y Estados Unidos y posteriormente, en 2008, fue nombrado embajador en Washington.
El diplomático ruso organizó, informa The New York Times, una fastuosa recepción para celebrar el nombramiento de Michael McFaul como embajador de Estados Unidos en Rusia. Al festejo fueron invitados medio centenar de invitados, entre los que se encontraban altos funcionarios de los departamentos de Estado y Defensa involucrados en el desarrollo de la agenda rusa de Obama. “No hay nadie a quien no conozca en Washington”, dice Kislyak que ha esgrimido la misma línea de defensa que Sessions para justificar sus contactos.
Dimitri Simes presidente del Center for The National Interest, una organización para fomentar las relaciones rusoamericanas, presentó Kislyak a Trump durante un evento preelectoral organizado en el Hotel Mayflower de Washington durante las últimas semanas de las primarias republicanas. Trump subió al escenario. En la primera fila se encontraba Kislyak. Oyó el diplomático ruso despotricar al futuro presidente sobre la política de Obama con Rusia.
“Creo que la relajación de tensiones y la mejora de las relaciones con Rusia es absolutamente posible”, dijo el entonces candidato Trump ante la redondísima cara de Kislyak. “Hay quien dice que los rusos no van a ser razonables. Eso ya lo veremos”. Al concluir el discurso, Kislyak se dirigió hacia la salida del hotel a paso ligero, no sin antes responder amablemente a un periodista del diario Político, que le pidió que valorara la intervención del candidato. “Me ha parecido un poco enigmático”, dijo Kislyak, “aún tenemos que entender qué aplicación práctica tiene todo esto”.
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