Bernard no ha sido una borrasca normal: ha tenido “tintes de ciclón tropical” ligado al calentamiento del océano
La borrasca Bernard ha dejado a su paso destrucción, vientos de hasta 193 km/h, con árboles caídos, vallas dobladas, desprendimientos de cornisas y tejados y anegaciones de viviendas y locales. Pero, sobre todo, imágenes icónicas de palmeras retorcidas (y caídas) que nos recuerdan a la de los huracanes americanos. Y la realidad es que hay en la borrasca Bernard “características propias de los ciclones tropicales”, señala desde Aemet Rubén del Campo.
Técnicamente, no ha sido considerado como tal por el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU., quien les otorga ‘entidad’, junto a las distintas agencias meteorológicas. Bernard no tuvo seguimiento como huracán seguramente porque “se consideró que las posibilidades de convertirse en un ciclón tropical iban a ser muy escasas o que, como tal, habría sido durante un periodo de tiempo muy breve“, aclara Del Campo a Newtral.es. Pero Bernard no es la típica borrasca atlántica que barre con sus lluvias la península en otoño.
Para empezar, ha dejado el récord de bajas presiones para una borrasca en nuestro país. 988 hPa, una cifra jamás registrada “en una serie de datos que se remonta a 50 años, con comportamiento alejado de las borrascas habituales en nuestro país”, añade la física y meteoróloga Mar Gómez (eltiempo.es).
Nuestras borrascas típicas son ciclones de latitudes medias. Explica Aemet que surgen de la corriente en chorro que recorre el norte de nuestro hemisferio a unos 9 km de altitud. Típicamente, presenta masas de aire interactúan en su frontera, los frentes fríos y cálidos, que nos traen las lluvias más preciadas y menos destructivas. Pero Bernard no ha sido así.
La borrasca Bernard, cerca de ser ciclón (sub)tropical en un Atlántico ‘en ebullición’
Ya el domingo, el meteorólogo superior del estado y experto en ciclones subtropicales Juan Jesús González Alemán advertía que Bernard tenía una dinámica muy propia de los huracanes. Entre otras cosas, se debilitó rápido una vez tocó tierra.
Una prueba robusta de que #BorrascaBernard ha seguido una física y dinámica más propia de los ciclones tropicales es esta:
— Dr. J. J. González Alemán (@glezjuanje) October 22, 2023
Observen cómo se debilita rápidamente al tocar tierra.
Bernard no ha sido una borrasca típica, y los modelos meteorológicos han tenido algunos problemas en… pic.twitter.com/gPAHYwnQs1
Su compañero de Aemet, Del Campo, corrobora que ”también sucedió que se formaron grandes tormentas en torno a su núcleo, liberando gran cantidad de calor latente“. El ‘ojo’ de la tormenta está mucho más caliente que los alrededores y suele ser pequeño, “algo muy propio de los ciclones tropicales y que pudo haber sucedido en algún momento en Bernard”.
La borrasca Bernard nació en latitudes subtropicales en el Atlántico occidental. Recorrió aguas cálidas y recalentadas. Desde Madeira, se fue desplazando hasta el golfo de Cádiz, ya cargada de agua y energía ligada a presiones por debajo de los 990 hPa.
En este punto, “la borrasca Bernard también presentaba cierta simetría, muy típica de los ciclones tropicales” añade Del Campo, aunque su forma distó de la de las monstruosas imágenes que suelen mostrarnos los satélites en los huracanes que terminan en la costa caribeña. “También hubo ausencia de frentes bien definidos, pero sí bandas de precipitación paralelas y esto también es algo propio de un ciclón tropical”.
Esto puede indicar que se estaba alimentando de las aguas cálidas del Atlántico, que “han estado hasta 3 grados por encima de lo típico en esta época del año. Esto, sin duda, ha generado un aporte de humedad extra”, añade Mar Gómez.
Desde la Facultad de Ciencias Ambientales de la UCLM, su decano Enrique Sánchez Sánchez cree que con un océano más cálido se da –literalmente– un caldo de cultivo “favorable para estos fenómenos, aunque hay otros muchos factores, como la circulación de gran escala. Sería demasiado atrevido afirmarlo con rotundidad”. Pero no duda de que genéricamente “las condiciones de cambio climático podrían ayudar a que este tipo de fenómenos se dieran con mayor probabilidad“, de manera genérica”.
El catedrático Sánchez es cauto y apunta a que aunque Bernard se pareciese en muchas cosas a un ciclón subtropical, no tenía “la estructura vertical y distribución de simetría de un huracán tropical típico, por eso es algo intermedio, sin entrar en más detalles”. Aunque de lo que no tiene duda es de que es un fenómeno muy complejo de modelizar, además de inusual en nuestras latitudes, “a lo que hay que prestar atención para ver los mecanismos que hay detrás, para entenderlo mejor y poder estar preparados para posibles situaciones similares”.
En cualquier caso, para ver si finalmente Bernard fue un ciclón tropical o subtropical en algún momento de su ciclo de vida, habrá que “hacer estudios más exhaustivos, pero algunas características siguen las de los ciclones tropicales”, matiza Del Campo.
Unas lluvias que no son tan útiles contra la sequía
La borrasca Bernard ha tomado el relevo a Aline, otra baja presión que ha dejado récords de precipitación en el centro peninsular, por ejemplo. Sin embargo, sus lluvias –como las de la DANA de septiembre– son muy localizadas, intensas y destructivas. En ocasiones, poco aprovechables, a diferencia de la que dejan los típicos frentes asociados a las borrascas atlánticas en la península.
“Las borrascas con lluvias continuadas y que reparten generosamente agua por el país son las que más benefician a los embalses”, sostiene Mar Gómez. ”En este caso de Bernard, el inconveniente son los daños que se han producido por las fuertes rachas de viento e inundaciones, pero para nuestros embalses las lluvias continuas suelen ser beneficiosas y ya llevamos varios días con lluvias”.
Aemet lanzó en septiembre sus previsiones para el próximo cuatrimestre y anticipó, entonces, que las lluvias previstas para este período serían superiores a lo normal en la Península con un 50% de probabilidad. Pero seguramente muchas de ellas, torrenciales. Aclararon entonces que serían necesarios unos meses “muy lluviosos”, marcando récords, para que España dejase atrás la sequía meteorológica que arrastramos desde comienzos de 2022. Sobre todo, en el sur, centro de la península y el valle del Ebro, que tiene un enorme déficit de humedad. Eso es mucha extensión.
“En términos de sequía –precisa el profesor Sánchez Sánchez– hay que pensar que los procesos de llenado de acuíferos, de absorción por el suelo, etc. son lentos”. Así que el catedrático cree que las condiciones de sequía “no van a variar, desgraciadamente, por fenómenos puntuales como éstos. Y, desde un punto de vista de retención de humedad y agua, lo más adecuado es lluvia suave y más extendida en el tiempo”, concluye.
Fuentes
Datos Aemet Divulga sobre Bernard
Datos de destrucción y vientos de Europa Press
Rubén del Campo (Aemet)
Mar Gómez (Eltiempo.es)
Enrique Sánchez Sánchez (UCLM)