Sol y sombra: un eclipse con la mirada puesta en las nubes
El Sol se apagó este lunes en Norteamérica. La Luna se interpuso entre el astro rey y la Tierra para crear un eclipse solar que se paseó por el continente durante un par de horas, un fenómeno inusual que ha desatado pasiones en EE.UU. En las zonas en las que la alineación entre el Sol, el satélite y nuestra pequeña bola de vida era perfecta, se produjo un eclipse total. Es la llamada 'franja de totalidad', en la que acontece algo asombroso: una noche ficticia, que no volverá a ocurrir en ninguna parte del territorio de EE.UU. hasta 2044. En el caso del eclipse de ayer, era un trazado de unos 180 kilómetros de ancho. Durante unos minutos, en pleno día, allí el cielo se oscureció, como si fuera el atardecer o el amanecer. De repente, bajaron las temperaturas, cambiaron los vientos, aparecieron planetas que nuestros ojos no suelen ver en el firmamento. El fenómeno comenzó poco después de las doce del mediodía -pasadas las ocho de la tarde en España- en Mazatlán, en la costa Mexicana. Unos veinte minutos después, ya ocurría en Texas, en la agitada frontera entre EE.UU. y México. Poco a poco, tocó territorios de varios estados del sur y del medio oeste de EE.UU.: Arkansas, Misuri, Illinois, Indiana, Ohio y Pensilvania. Hacia las nueve y veinte de la noche de España, ocurría en la punta noroeste del estado de Nueva York, en la zona de sus famosas cataratas del Niágara. Atravesó el norte de ese estado, recorrió parte de la frontera entre EE.UU. y Canadá: los estados de Vermont y Maine y las provincias de Ontario, Québec y New Brunswick. A las 17.13 locales -casi las diez de la noche en España- de Bonavista, en el remoto Labrador de Canadá, el eclipse dejaba su camino por el continente para difuminarse en el océano, donde ocurren, por estadística, la mayoría de ellos. Noticia Relacionada estandar No Pocas gafas y miedo al tráfico: ABC en la 'franja de totalidad' Javier Ansorena La localidad de Rome, en Nueva York (EE.UU.) espera una peregrinación masiva para observar como el día se oscurece durante unos minutos. Las autoridades advierten de atascos por los curiosos que se desplazarán en busca de cielos despejados para ver el fenómeno En Old Forge, un pueblo coqueto del estado de Nueva York, incrustado en la región montañosa de los Adirondacks, ocurrió a las 15.24 de la tarde (21.24 en España). «No voy a tener la oportunidad de que esto ocurra cerca de mí en lo que me queda de vida», aseguraba a este periódico Charlie Klesse, un jubilado que vive en Woodstock, unas tres horas al sur. Después de haber esquivado un atasco monumental camino de Albany, Klesse y su mujer acudieron a unos campos deportivos a las afueras de la localidad, como cientos de vecinos y de visitantes. Había colas para comprar cervezas y pizza, niños gritando, un mar de sillas plegables sobre un terreno de fútbol. También un puñado de científicos, armados con telescopios y maquetas para demostraciones, para explicar los detalles de lo que ocurría a los curiosos. Todos con un ojo puesto en el Sol -los que consiguieron gafas protectoras- y otro en las nubes, el gran enemigo. Media hora antes del eclipse total, el cielo estaba tapado por una cortina fina de nubes. «Es lo que hay», decía L. Dale, con una camiseta sobre el eclipse solar . Lo sabe mejor que nadie. Ella fue directora del Departamento de Física de la cercana Universidad de Utica. Ayer suspiraba cuando se le mencionaban las abundantes teorías conspiradoras que circulan en EE.UU. en las últimas semanas sobre el eclipse, todas mucho más complicadas que el propio fenómeno: desde que es una operación de control de población hasta que aprovecharían la concentración de gentío para lanzar gases venenosos sobre la población (al cierre de esta edición, no se había percibido ningún gas extraño sobre esta zona de la franja de totalidad). «Quienes escuchan esas teorías lo hacen por razones emocionales, no lógicas. O por divertirse», dice Dake. Cuando empezó el eclipse parcial, que se pudo percibir en la mayor parte del territorio, algo más de una hora antes de la totalidad, por los altavoces colocados en Old Forge empezó a sonar 'Eclipse', de Pink Floyd. Los espectadores empezaron a colocarse sus gafas protectoras -aquellos que las consiguieron, estaban agotadas en todo el país-, que son necesarias para ver el eclipse cuando es parcial. Y pedían al cielo que apartara las nubes. La previsión era que buena parte de la franja de totalidad estuviera cubierta. Es normal que los cielos no estén despejados en esta época del año, pero la importancia de evitar las nubes era primordial: estropean parte del espectáculo de esta noche ficticia. El tiempo que dura el eclipse solar completo depende en qué parte de la franja de totalidad se encuentre uno. En su parte más externa, el apagón del solo dura algo menos de minuto y medio. En el centro de la franja, casi cuatro minutos y medio. En Old Forge, fue algo más de dos minutos y medio, en los que la gente se quedó mirando al cielo y a la repentina oscuridad que inundó la zona. Los más afortunados fueron los que consiguieron estar en zonas de totalidad y sin nubes. Por ejemplo, en la punta noreste, en Maine. En los pocos minutos de la noche ficticia, las gafas protectoras no eran necesarias. El espectáculo, para quien pudo verlo, fue asombroso: se observa una corona solar, la parte externa del Sol que se escapa por los márgenes de la Luna interpuesta, que los científicos aprovecharon para estudiar las fulguraciones del Sol, las inestabilidades de su superficie, millones de toneladas en llamaradas, además de muchos otros experimentos. Pero muchos de los cerca de 32 millones de personas que viven en la franja de totalidad, y varios millones más de visitantes, se tuvieran que conformar con mirar a las nubes y vivir a su sombra un eclipse menos espectacular. Después quedaba lo más difícil: regresar a casa. Las autoridades locales han preparado durante meses -cerca de grandes ciudades, durante años- la gestión de un peregrinaje masivo a las zona de totalidad. Y, en algunos lugares, una búsqueda alocada y de último minuto de cielos despejados para cuando ocurriera el eclipse total. MÁS INFORMACIÓN noticia Si El manto está encima de la corteza: Así 'se volvió del revés' la Luna noticia Si En las entrañas del láser más potente del mundo que aspira a curar el cáncer Esperaban atascos monumentales una vez que la Luna se quitara de en medio y el día volviera a tener la luz de todos los días. Desde Texas a Vermont, se pedía a los viajantes que llevaran el depósito lleno, agua y comestibles. En el camino desde la ciudad de Nueva York hasta el norte del estado, este periódico vio advertencias constantes en los luminosos de la carretera: 'Eclipse solar del lunes', 'Llega pronto y quédate tarde', 'Cuenta con retrasos'. Es posible que a estas horas todavía haya gente en la carretera tratando de volver a casa.