Un paraíso blanco que divisa el verde de la montaña y el azul del mar, un pequeño edén en la Costa Blanca que cada verano se convierte en el centro neurálgico de la belleza paisajística y en la más preciosa oda al sentir mediterráneo. Tal es su poder que incluso National Geographic , la revista especializada en viajes más importante del mundo, recomienda visitar Altea este verano por delante de cualquier otro destino. La prestigiosa firma publica un reportaje sobre «el pueblo más bonito al que viajar en julio», en el que destaca el «carácter mediterráneo» y la «herencia morisca» de la localidad alicantina, copada de « casas blancas y callejuelas empedradas ». La denomina como « la cúpula del Mediterráneo », un lugar diferenciado en una zona de playa y otra en pleno casco antiguo, donde ofrece poder adentrarse en calles estrechas y empedradas, pasando de las casas blancas repletas de flores de todos los colores hasta llegar a rincones escondidos, miradores y a la icónica Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo. National Geographic recomienda Altea por su legado cultural, que «bebe de un pasado íbero, romano, musulmán y cristiano», destacando la herencia morisca visible en el barrio del Fornet, donde destaca la plaza de 'la muralla', lugar en el que se pueden visitar la Torre de Galera y la de Bellaguarda, así como las entradas al Portal Nou y al Portall Vell. En cuanto a su costa, Altea luce orgullosa seis kilómetros de playas con algunas imprescindibles como L'Olla, Solsida, Cap Negret, Albir, Cala del Mascarat o La Roda, caracterizadas por ser de cantos rodados y no de arena, además de algunas calas escondidas entre acantilados que ofrecen pasar días de pura tranquilidad y no tanta masificación. Así las cosas, se trata de un destino ideal para aventureros con excursiones en kayak hasta la isla de la Olleta , uno de los grandes tesoros del municipio alicantino, que se encuentra ubicada en el interior del Parque Natural de Serra Gelada y donde se han hallado restos arqueológicos de la época romana. Pero no todo es sol y playa, también hay que comer y National Geographic no se ha quedado atrás en recomendar algunos de los platos y restaurantes más populares de Altea. Con los arroces como estrella, aconseja los que llevaban alubias y pulo o el de bacalao, además de la siempre defendida a ultranza paella. Además, recomienda probar las tradicionales cocas, como la farcida , rellena de pisto, así como los bollos de bleda o farina de dacsa, empanadillas fritas rellenas de espinacs, morchilla o anchoa. En cuanto a restaurantes, la revista ensalza el trabalo gastronómico de Oustau, presente en la Guía Michelín, además de Xef Pirata, Ca Joan, La Costera, El Cranc Chiringuito o In Bocca al Lupo, entre muchos otros. Para llegar a Altea, se debe coger por carretera la autopista A-7, salida 64, y la carretera N-332 (Valencia-Alicante) atraviesa la población. Además, posee estación de ferrocarril de la FGV, línea Alicante-Denia, hay servicio de autobuses que comunican el municipio con el resto de la provincia y el aeropuerto del Altet (Alicante) se encuentra a 61 kilómetros.
