Comienza a fraguarse un grupo de fieles en la parroquia del Mayor Dolor de la Barzola
Sevilla no es una ciudad simétrica, y tampoco lo es la distribución de sus cofradías . Para descubrirlo, basta atender a la geografía urbana de la Semana Santa de Sevilla ―título, por cierto, de dos interesantísimas obras de José Luis Ruiz Ortega―. Echando un vistazo a la localización de las más de 120 hermandades en el mapa de la capital hispalense, se aprecia que la zona norte es, por mucho, la más despoblada de corporaciones de penitencia, gloria y sacramentales. Lo que sí abunda, por el contrario, son las coloquialmente denominadas 'cofradías pirata' , las asociaciones civiles, que se multiplican por los barrios de los distritos Macarena y Norte en los fines de semana previos a la Semana Santa, muchas de ellas motivadas por la falta de disposición de los propios párrocos a acoger grupos de devotos en sus templos. En este contexto, resulta particularmente llamativo el surgimiento de un grupo de religiosidad popular en torno a varias imágenes en el seno de una iglesia de esta zona. Se trata de la parroquia de Nuestra Señora del Mayor Dolor, en el barrio de la Barzola , donde se está fraguando un grupo de fieles que ya sueña con convertirse en hermandad de penitencia en un futuro no demasiado lejano. La llama prendió el pasado mes de octubre, cuando confluyeron varios factores en este enclave: la llegada de un nuevo párroco y la cesión de una talla mariana, la Virgen de la Encarnación Dolorosa, a la parroquia. Esto creó el caldo de cultivo idóneo para que un grupo de jóvenes universitarios comenzaran a acercarse y a formar parte de la vida del templo, participando en sesiones semanales de formación y llegando algunos de ellos a confirmarse allí. Desde entonces hasta ahora, la pequeña comunidad formada en torno a las tallas que radican en la iglesia, el Cristo de la Santa Cruz, la Virgen del Mayor Dolor y la de la Encarnación Dolorosa, ha continuado caminando en la fe y organizando cultos a las imágenes con los recursos que tenía a su alcance. Como indican los impulsores, actualmente se trabaja para la creación del grupo de fieles, anteriormente denominados asociaciones parroquiales, siguiendo los pasos indicados por la Delegación Diocesana para las Hermandades y Cofradías. Esta semana, como paso previo, se ha abierto el período de inscripciones . De esta manera, el futuro Grupo de Fieles del Santísimo Sacramento, Santísimo Cristo de la Santa Cruz, Nuestra Señora del Mayor Dolor, Santa María de la Encarnación Dolorosa, San Juan Evangelista, Santa Ángela de la Cruz y San Juan Pablo II debe elaborar un censo de hermanos, para lo cual los interesados han de entregar la solicitud de ingreso como hermano debidamente cumplimentada. Tal y como señalan miembros del grupo, sus objetivos son claros desde el inicio: seguir los pasos marcados por la Iglesia para erigirse como « una futura hermandad , pero siempre de la mano de la parroquia y de su párroco». Un camino largo pero que afrontan con tesón e ilusión estos jóvenes llegados desde distintos puntos hasta la Barzola, por cuyas calles podríamos llegar a ver nazarenos algún día. Las dos tallas marianas y el titular cristífero del actual grupo de religiosidad popular son bastante interesantes a nivel artístico. El conjunto que preside la parroquia habitualmente (ahora mismo la titular de la misma está restaurándose) es obra de José Antonio Navarro Arteaga . El reconocido imaginero sevillano gubió a la Virgen del Mayor Dolor en el año 2000 y al Cristo de la Santa Cruz un año más tarde. La dolorosa destaca por ser una imagen de talla completa de gran unción sagrada y dramatismo, inspirada en el modelo iconográfico barroco de María al pie de la cruz desarrollado por el taller de Pedro Roldán, mientras que el crucificado representa a Cristo en los instantes inmediatamente posteriores a su muerte, y presenta los clavos superiores en las muñecas en lugar de en la palma de las manos. Por su parte, Santa María de la Encarnación Dolorosa es una una imagen de vestir de tamaño natural realizada entre 2020 y 2021 por el escultor Eduardo García Márquez. Ha cosechado diversos elogios por parte de expertos en historia del arte, y se ha asentado muy rápidamente entre la comunidad parroquial, siendo uno de los detonantes de lo que ahora pretende establecerse como grupo de fieles.