La doble estafa del empleo en bares y del piso fantasma de Wallapop
La Policía Nacional investiga una estafa doble, en cadena o piramidal, como quiera decirse, que está aprovechando dos de las necesidades más imperiosas de la población, como son el empleo y un techo . Según los datos que maneja este periódico, es lo que les ha ocurrido a dos personas, perjudicadas y que, además en el caso de una de ellas, está ahora mismo como investigada. Se trata de una joven que buscaba uno de sus primeros trabajos y que, tras ver cómo usurpaban su identidad, ahora ha sido denunciada por estafadora, cuando es una víctima. Ylenia tiene apenas 19 años (18 cuando comenzó el fraude) y es vecina de Puente de Vallecas. En octubre pasado, comenzó a buscar un empleo para compatibilizarlo con sus últimos estudios de Bachillerato, echar una mano en casa y costearse sus gastos. «Me metí en aplicaciones y encontré dos ofertas en un portal que se llama CornerJob, del que me fiaba porque había hallado un trabajo de unos días con anterioridad y no había tenido problemas», explica la joven a ABC. Pero no imaginaba que se iba a dar de bruces con el peor capítulo de su vida, al menos hasta el momento. Envió un correo electrónico para postularse, y no tardaron en responderle. El estafador se hizo pasar por un conocido restaurante del barrio de Salamanca y por un bar de barrio, dos locales de perfiles muy distintos. «Tenemos trabajos disponibles para tiempo completo, tiempo parcial/fines de semana», le decían en uno de los mensajes, a los que ha tenido acceso este periódico. Finalmente, le ofrecen una entrevista para unos días después en el establecimiento de la Milla de Oro, y le dan incluso la hora, el sitio y el nombre de la persona responsable. Eso sí, y aquí viene la trampa, le piden que antes envíe el IBAN y número de cuenta de su banco, una fotocopia del DNI por delante y por el reverso, y una foto tipo carné. Así como una transferencia de 0,01 euros «para comprobar si eres la titular real de la cuenta» porque, afirman que «solo se contrata a personas con documentos legales». Y así lo hizo Ylenia, contenta por la oportunidad. «Hasta fui unos días antes al restaurante para ver cómo era y saber cómo llegar el día de la entrevista», comenta. Estaba cerrado. Pero antes de la cita, recibió otro correo electrónico en el que le decían que el puesto ya no estaba disponible y que esperara a otra ocasión. Se llevó un chasco, pero peor fue la noticia que recibió en mayo: «Me llamaron de la comisaría para informarme de que tenía una denuncia por estafa, y claro, me asusté». La joven ha puesto el caso en manos del bufete Paredes Asociados Abogados, en el que confían que el asunto llegará a buen puerto. La cuestión es que llegó a la comisaría de Alcobendas esta primavera la denuncia de un particular, vecino de San Sebastián de los Reyes, que había visto en Wallapop, el portal de compra-venta de segunda mano el anuncio de un piso en Alcobendas. Contactó con el vendedor, un tal Housfy, que en principio le comentó que la vivienda no estaba disponible, pero a los dos días le escribió para preguntarle si todavía estaba interesado, todo a través de WhatsApp. Hablaron y el vendedor le pidió un depósito de 700 euros. El piso en cuestión se encontraba en la calle del Jarama del municipio alcobendense. Pero claro, el estafador dejó de dar selañes de vida desde el mismo momento en que recibió la transferencia bancaria. Este timado incluso acudió a la casa en cuestión, donde el propietario le dijo: «Es usted la quinta persona que viene aquí por lo mismo». Siguiendo el hilo vieron que la libreta destinataria de los 700 euros era una de OpenBank a nombre de Ylenia. De ahí la denuncia contra ella y de ahí que esté como investigada en la pieza judicial, que se ha abierto este mes de junio. La mafia en cuestión utilizó los datos que ella inocentemente envió para poder asistir a la entrevista del falso trabajo y con ellos y su foto los delincuentes abrieron una cuenta usurpando su identidad. A saber a cuánta gente más habrán estafado. La joven sigue en busca de empleo, sobre todo ahora que es verano y no tiene clases. «Eso sí, no me meto en aplicaciones; ahora, en general, voy a llevar los currículos en persona, se lo entrego en mano a las cafeterías de mi barrio, porque me siento mucho más segura y me fío más», razona.