Moisés habla muy deprisa. A veces, se frena y rebobina, como las viejas cintas de casete, mientras relata la lucha que ha iniciado en los tribunales contra «gigantes», como los llama, dentro de un cuerpo que sigue siendo el suyo, la Policía Nacional , aunque lo jubilaron hace menos de un año. «No hay dinero suficiente para pagar por todo lo que he pasado», afirma. Se refiere al acoso laboral que denuncia que sufrió en las comisarías valencianas de Alzira-Algemesí y Xátiva entre 2015 y 2023. Y todavía hoy, ocho años después, reprocha a sus mandos de 2016 que le hicieran trabajar unos días en la calle sin arma reglamentaria después de una baja laboral. «Yo exploto a finales del verano de 2022», explica a ABC, «porque me decían que se presumía que simulaba las lesiones que padecía cuando yo estaba de baja laboral. ¡Pero luego me tuvieron que operar de la espalda, del hombro..! Y, claro, he estado siete años aguantando una presión y unas injusticias por parte de algunos de mis jefes que yo me las guardaba. ¡Me guardaba todo! ». Lo cuenta sin pestañear junto a su mujer, a la que agradece que él siga aquí, porque ella tuvo que esconderle sus armas reglamentarias hasta que se las retiró la Policía. Y también le dio un consejo: «Si quieres hacer algo, lo hacemos por la vía legal». A Moisés le brotan entonces unas palabras de una psicóloga del instituto armado: «Si tu cura está en hacer justicia, adelante; pero ten presente que vas contra Goliats» . Y él también recuerda perfectamente lo que le respondió: «Lo sé, pero David venció». Después de meses recopilando documentación, el 28 de marzo se admitió a trámite su querella de unas 800 páginas presentada contra veinte personas relacionadas con la Policía Nacional, entre ellas antiguos y actuales mandos. Desde entonces, el Juzgado de Instrucción número 2 de Valencia investiga si es cierto lo que Moisés y su abogado, Carlos Catena, relatan detalladamente por escrito. Los delitos que figuran son numerosos, cerca de una veintena: acoso laboral, prevaricación, falsedad documental, revelación y descubrimiento de secretos, coacciones, tráfico de influencias, lesiones psicológicas o contra la libertad sindical. Porque Moisés fue delegado del sindicato ASP durante más de siete años -«liberando solamente un día», puntaliza-, pero niega que todo esto sea una venganza. «Aunque he sufrido mucho por culpa de todos ellos, también existen personas maravillosas dentro de la corporación policial, tanto jefes como compañeros. No quiero criminalizar a todos los jefes por igual», responde el agente jubilado, quien continúa en tratamiento psiquiátrico. Moisés cita por sus nombres y apellidos los mandos y facultativos médicos que «peor se portaron conmigo» , como sus antiguos jefes José Antonio Martínez (ya jubilado) y Carlos Julio San Román (actualmente, responsable de la comisaría provincial de Toledo). También habla de los médicos Carlos Godas y Alfonso Rodríguez-Palancas (psiquiatra), jefes del Área Sanitaria y Jefe del Área de Salud Mental de la Policía Nacional, respectivamente. Luego en la amplia querella se desgrana los delitos que supuestamente habrían cometido cada una de las personas denunciadas por Moisés, quien atesora 47 felicitaciones públicas de la Dirección General de la Policía y dos menciones honoríficas, en 2008 y 2011. Esas cifras son destacadas por su abogado en la denuncia, ya que su cliente recibió 33 felicitaciones públicas hasta que comenzó su primera baja psicológica, en 2015. Sin embargo, el número se redujo «extrañamente» y «notablemente» desde su reincorporación en 2016 hasta 2021. Dos años después, el 5 de octubre de 2023, ya fue jubilado de manera definitiva como policía. Pero poco se ha avanzado desde que se admitió la querella. Hasta el 31 de julio, Moisés y su abogado aseguran que en el juzgado no se tenían noticias de que la Dirección General de la Policía hubiese remitido la documentación que la jueza solicitó hace cuatro meses. «Ojalá se haga justicia y que nadie pase por donde yo tuve que pasar... No hay que tener miedo por muchos galones que lleven en el hombro», dice el policía jubilado que lucha contra «gigantes».