Es el entrenador de fútbol más joven de España en categoría nacional. Con tan solo 24 años, dirige al Calvo Sotelo de Puertollano , un histórico, ahora en Tercera RFEF. Nacido en Getafe, pero criado en Toledo, Rafa Guerrero ha tenido claro desde muy pequeño su vocación por ser entrenador. No es frecuente iniciarse en los banquillos directamente, sin haber pasado previamente por los terrenos de juego. Sin embargo, pese a su aparente falta de experiencia, Guerrero tiene una férrea filosofía futbolística y unos preceptos muy bien marcados por su mentor, el argentino Esteban Becker. El joven técnico, que ejercía como segundo, tomó las riendas del club minero a mitad de la pasada temporada, cuando Becker se fue porque los resultados no eran los esperados. Y en 19 partidos tuvo un balance de once victorias, tres empates y cinco derrotas. La pena fue que el equipo azulón se quedó a un punto del 'play off'. Aun así, en Puertollano han mantenido la confianza en Guerrero, que ya está en plena pretemporada. —¿Cómo empezó su carrera en el mundo del fútbol? —Cuando terminé la ESO me interesaba bastante el fútbol, pero no sólo ser futbolista, y me hice muchas preguntas sobre mi futuro. Se me abrió la posibilidad de sacarme las titulaciones del entrenador y, con 16 años, comencé con el Nivel 1. Entré en la escuela municipal de prácticas de Toledo y cuanto más tiempo pasaba, más me iba dando cuenta de que todas esas dudas que tenía se iban resolviendo: me veía como entrenador. Es algo que me llenaba, que me gustaba, más que ser jugador. Y empecé a crecer y a coger equipos de mayor edad y de mayor responsabilidad. A los 19 años tuve que tomar la decisión sobre si continuar jugando al fútbol o coger a mi primer equipo sénior, el Sporting de Gálvez, y decidí colgar las botas. —Ser el entrenador más joven de España debe tener bastantes desafíos. ¿Cuál ha sido el mayor reto hasta la fecha? —Mi mayor reto fue afrontar que estaba entrenando a un equipo de Tercera Federación con 23 años. De repente, el rol cambia por completo. Por desgracia, la situación en cuanto a la clasificación no estaba siendo lo que esperábamos, pero Esteban, que ha sido mi mentor dentro de este mundo, me dijo que tenía que aprovechar la oportunidad que me brindaba el club. Y así lo hice. —La pasada temporada acabaron sextos, a un punto del 'play off'. —Efectivamente, cuando tomé las riendas del equipo, creo que estábamos a ocho puntos del 'play off'. Y en la segunda vuelta, junto al Conquense, fuimos el equipo que más puntos logró. —Sus resultados han sido bastante óptimos. Ha entrenado al Calvo Sotelo diecinueve partidos en los que ha conseguido once victorias, tres empates y cinco derrotas. A su edad, cómo asume estos logros? —Bueno, diría que en el día a día no te das cuenta de que eso está sucediendo, simplemente estás tan enfocado en trabajar y en que las cosas salgan bien; los resultados se van dando. No solamente vas compitiendo, sino que también vas mejorando y vas preparando los partidos lo mejor que puedes o lo mejor que sabes. Hay que dejar de lado esas cosas externas, que queden aisladas y no te saquen de plano de lo que verdaderamente es importante: generar buen ambiente y seguir compitiendo. —¿Cómo hace para ganarse el respeto de unos jugadores que son bastante más veteranos? Por ejemplo, Valdivia tiene 34 años, diez más. ¿Cómo es dar órdenes a un futbolista de tanta experiencia? —La verdad es que en ese sentido no puedo quejarme. Los capitanes me lo pusieron muy sencillo desde el primer momento, pero porque al final el jugador busca una coherencia, busca que lo que le estás diciendo tenga sentido, que se lo digas siempre desde el respeto y que seas cercano. A todas esas cosas me gusta darles mucha importancia, porque creo que son claves. No decirles que esto tiene que ser así porque sí, sino darles el porqué de las cosas, ya que no se trata de decirles qué tienen que hacer las cosas sin más. Se trata de convencerlos, de que crean fielmente en ello. Para mí, esa es la clave. —¿Qué objetivos tiene para esta temporada? —Siempre digo que mi objetivo es el de ganar la primera jornada y así sucesivamente; encadenar buenos resultados. No me gusta hablar de objetivos a largo plazo, no hay que pensar en el mañana, ni en rotaciones, ni comparar la intensidad de unos partidos con otros ya disputados. Por suerte, la liga que tenemos es súper competitiva, por lo que todo lo que sea salirse de lo inmediato desvirtúa tu criterio y el nivel de la plantilla, pero siempre siendo conscientes de la magnitud que tiene un club como el Calvo Sotelo por masa social, por historia y demás. —Pimentel, con ocho goles, fue el máximo goleador de la pasada temporada. ¿Existe la posibilidad de fichar a un nueve? —Yo confío mucho en la plantilla que hemos confeccionado. Creo que es una plantilla con muchísimas posibilidades, tenemos muchos jugadores que pueden ejercer varios roles. Además, ya hemos confirmado esta temporada el fichaje de un delantero, Malano, al que le tengo mucha fe. A priori, la plantilla la damos por cerrada, a falta de algún chico de la cantera que vaya a hacer la pretemporada con nosotros. Creo en plantillas no excesivamente largas, en las que todos los jugadores tengan su hueco y se sientan importantes. —¿Cómo maneja esa presión y las expectativas que tanto el club como la afición depositan en su labor como técnico? —Yo opino que toda esa presión hay que quitarla con trabajo. Sabía que los aficionados iban a tener dudas con mi llegada porque, al final, y lo entiendo, todo el mundo me veía como un chico de 24 años inexperto que, por primera vez, estaba en Tercera como primer entrenador y, además, en un club grande como es el Puertollano. Creo que en esos momentos tienes que hablar lo menos posible, darlo todo en el trabajo, centrarte en el ahora, en trabajar bien y en sacar los resultados adelante. Y el aficionado te lo agradece. Nosotros eliminamos la presión de pensar en la clasificación, suprimimos también la presión de pensar en objetivos a largo plazo y empezamos a focalizarnos en lo inmediato, en el seguir centrándonos en el partido, en el ir a ganar cada uno de los encuentros. Y creo que conseguimos que la afición volviese a identificarse con esa idea, con el 'partido a partido' por así decirlo. La frase que más decíamos era: «Nosotros no miramos la clasificación, miramos el calendario». Nos pusimos pequeñas metas. La pequeña primera meta que nos marcamos fue ganar fuera de casa, cosa que no habíamos conseguido. La siguiente fue ganar dos partidos seguidos, y lo hicimos. Luego ganar tres, ganar cuatro. Llegó un momento en el que cualquier excusa era buena para motivarse. El objetivo es que el jugador lo sienta, lo crea y que vayamos todos en una misma dirección. —¿Cómo cree que está evolucionando el fútbol hoy en día? —Creo que el fútbol está evolucionando más allá de la táctica, que cada vez va siendo un hecho más diferencial. Cada vez los partidos están transicionando hacia ese control, pero al final lo que se mantiene es que los futbolistas son los protagonistas y para que puedan sacar todo su potencial tienen que creer y ser felices. —¿Cómo ve su carrera a largo plazo? ¿A dónde le gustaría llegar? —Por norma general prefiero no pensar en el futuro a largo plazo. En el momento en el que vea que empiezo a subir peldaños tomaré una hoja de ruta. Yo tengo mi objetivo final, que es entrenar en Primera División. Sé que no es un objetivo ni a corto plazo, ni en dos años, ni en tres, ni quizá en cinco. Mi objetivo es seguir ganando lo inmediato, seguir trabajando y disfrutar del momento, que creo que es algo que muchas veces se nos olvida. Uno de los mejores consejos que me dieron cuando cogí las riendas del equipo fue: «Aprovecha la oportunidad, pero, sobre todo, disfrútala, porque esto pasa en un momento y cuando te quieres dar cuenta se ha acabado». —¿Quién diría que ha sido su mayor influencia como entrenador? —A mí me gusta sacar lo positivo de cada experiencia o de cada persona con la que he podido trabajar. Sin duda, la persona que más me ha influenciado y que más me ha ayudado es Esteban Becker. Hemos pasado dos años y medio muy buenos. Es más, pasamos de ser compañeros a ser amigos. Luego, hay varios entrenadores que me gustan y con los que me identifico con su estilo de juego, pero si tuviera que elegir a mis favoritos, diría Mourinho, Bielsa y Bordalás. Lógicamente, no puedo dejar fuera a figuras como las de Guardiola y Ancelotti, porque son posiblemente los mejores de la historia. No hay que cerrarse en una sola idea de juego ni en un perfil de entrenador, sino que hay que intentar sacar lo máximo posible de todos. A Bordalás le tengo un cariño y una admiración especial porque yo me crié en Toledo, aunque nací en Getafe. Y él ha conseguido que la afición del Getafe sienta que son capaces de competir con cualquiera. Me fascinan los entrenadores que saben sacar el máximo nivel a sus futbolistas y, en mi opinión, Bordalás y Mourinho son los mejores en ese aspecto. —¿Qué consejo le daría a otros jóvenes que van a empezar a tomar las riendas de algún equipo? —El mejor consejo que puedo dar es que no den nada por sabido. Cada pequeño detalle es importante y puede marcar la diferencia. Les diría que sean cercanos al jugador, no solamente al que juega, sino a también al que quizás no está pasando por ese buen momento. —Para finalizar, ¿qué es lo que hace Rafa Guerrero en su día a día para desconectar del trabajo? ¿Es feliz en Puertollano? —Estoy feliz con el estilo de vida que tengo, estoy feliz en Puertollano, viviendo la experiencia de estar lejos de casa y de ir por la calle viendo cómo la gente vive de verdad el fútbol. Y en cuanto a mis hobbies , durante la temporada siempre intento sacar un rato para ir al gimnasio, para mantenerme en forma. Por lo demás, me gusta mucho el cine; intento ver bastantes películas. También, siempre que algún día libre aprovecho para volver a Toledo con mi familia, que para mí es muy importante, y de paso estar con mis amigos.