Los juristas no son inmunes a la polarización sanchista

Quienes pensaban que sacando del ámbito político la toma de decisiones en el sistema judicial las cosas iban a ir como la seda han recibido un rotundo mentís con las tres primeras reuniones del nuevo Consejo General del Poder Judicial, incapaz de alcanzar un acuerdo sobre la presidencia del organismo y del Tribunal Supremo, hasta el punto de que podría quedar para septiembre. La polarización social inducida por Pedro Sánchez, vulnerando continuamente las normas de nuestra cultura política, se ha extendido a todos los ámbitos. El judicial, que además se encuentra especialmente tensionado por las acciones del Ejecutivo, no iba a ser una excepción. Los conservadores han mostrado flexibilidad al apoyar a un juez progresista que, sin embargo, no gusta a los nacionalistas catalanes por ser el que vigilaba al CNI, mientras que los progresistas no salen de sus líneas rojas: el elegido debe ser una mujer, y si es la apadrinada por el ministro de Justicia, tanto mejor.