Hace unas semanas saltó una señal de alarma: se podía avecinar una escalada de coste en la sección de los zumos. El porqué no era simplemente la inflación, sino que las razones estaban mucho más conectadas con lo que ocurría en la naturaleza. El precio del concentrado de zumo de naranja estaba llegando a valores de récord en el mercado de futuros (en el que se especula con los precios que se espera que tendrán las materias primas), tras una caída de la cosecha en Brasil (uno de los principales productores de naranjas para la industria del zumo). Las grandes marcas fabricantes estaban incluso empezando a considerar apostar por otras frutas, como las mandarinas, para evitar la escalada de precios por culpa de la subida del coste de la materia prima, como recogía entonces la prensa internacional. En esos momentos, la campaña de la naranja en España estaba ya en sus momentos finales y a diferencia de lo que se veía en Brasil estaba siendo bastante normal. Uno de los factores que habían hundido la campaña brasileña estaba en la climatología adversa, derivada de los efectos del cambio climático. ¿Está pasando factura la emergencia climática al mercado español? «El cambio climático lo que está generando es una sequía importante», responde Ricardo Bayo, responsable de Cítricos de Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) . Los episodios de Cataluña y Andalucía de este año son un ejemplo, aunque estas zonas no estuvieron solas en la escasez de lluvias. «El naranjo necesita agua y la necesita todo el año», apunta Bayo. Por supuesto, los problemas del agua no son únicos a los cultivadores de cítricos: los comparten con el resto del sector agrícola. A eso Bayo suma que el cambio climático está llevando a un «tiempo alterado». Para los árboles, esto es un problema. Por ejemplo, las naranjas necesitan frío para madurar y si las temperaturas no bajan, como debería, se pueden ver afectadas. Pero, aun así, lo que ahora inquieta a la industria es otra cosa. «Lo que nos preocupa es la entrada de plagas, como la del HLB», señala Bayo. También conocido como 'greening', es la enfermedad «más importante, grave y destructiva de los cítricos en el mundo», como sintetiza la web del Ministerio de Agricultura. La causan tres tipos de bacterias, que necesitan a su vez dos vectores para llegar a los árboles. Por ahora, las bacterias no han llegado a Europa, aunque sí se han producido casos en Sudáfrica, que es uno de los principales exportadores de las naranjas que comemos en Europa. El greening es lo que ha sumido al mercado brasileño en la situación que ahora se encuentra y la razón principal de esa escalada de precios. Antes de empujar a los productores de cítricos de Brasil a esta situación, el HLB ya había arrasado Florida, como explica Inmaculada Sanfeliu, presidenta del Comité de Gestión de Cítricos (CGC) . Florida pasó de ser uno de los grandes productores, con 12 millones de toneladas al año, a hundirse, quedándo por debajo del millón. En España, la plaga podría hacer que la producción se redujese a la mitad en cuestión de años y desaparecer en unos quince, explica San Feliú. Y la pregunta no es tanto si llegará sino más bien cuándo lo hará. En el tiempo está, igualmente, la esencia, porque dará margen para prepararse. «No tiene cura», recuerda la experta. Si bien las bacterias todavía no se han visto en Europa y su área más cercana, lo mismo no puede decirse de sus vectores. En la fachada Atlántica de la Península Ibérica, ya circula el vector menos agresivo. La industria cítrica teme la llegada del otro. «Lo que nos preocupa es que es más difícil de detectar y se adapta mejor a nuestro clima», señala Sanfeliú. Está rondando. En 2022, se produjo la primera detección de este vector en Israel y en 2023 en Chipre, que como puntualiza la experta es ya territorio comunitario Pero ¿qué explica que el HLB ronde las naranjas europeas? ¿Es el cambio climático el culpable o es el flujo de comercio? Sanfeliú señala que son las dos cosas. El flujo de vegetales hace también que las plagas y enfermedades viajen, a lo que se suma el cambio climático mejorándole las cosas. «Las condiciones son más propicias para el desarrollo y el riesgo es cada vez mayor», explica. «Lo importante ahora mismo es ganar tiempo», recuerda Sanfeliú, para así tener margen para preparar las estrategias de lucha. Florida lo hizo centrándose en los árboles afectados, pero su estrategia fue fallida. Logró que la plaga se expandiese más rápido y que apareciesen resistencias a los químicos que empleaban para fumigar. En Brasil, cuenta la experta, el HLB lleva años, puesto que han logrado ralentizar la expansión arrancando tanto el árbol enfermo como su área de influencia. Aun así, no han podido evitar que aparezcan resistencias al tratamiento químico y la industria está buscando áreas menos afectadas en el país, explica la experta. Un mayor control de qué llega a Europa podría ayudar a prevenir. Ahora mismo, solo se inspecciona una muestra del 2 al 1% de todo lo que entra. Sanfeliú cree que la solución debe llegar por las técnicas genómicas, para crear variantes más resistentes a la plaga. Es, eso sí, una cuestión compleja que requeriría un cambio legislativo en Europa.