Entre el estadio del Rayo y el bulevar de Puente de Vallecas no hay más de diez minutos a pie. Durante el día, las calles, los comercios y las terrazas de este barrio multicultural rebosan de vida. Cuando comienza a anochecer, muchos de los vecinos se autoimponen toques de queda voluntarios, pues la zona se transforma en un epicentro de consumo y trapicheo de drogas, además de un campo de batalla para las dos bandas latinas presentes: los Ñetas y los Trinitarios. La tensión, que se manifiesta tanto por el número de reyertas como por las pintadas que hacen llamamiento a «la guerra entre bandas» , ha incrementado este verano y atemoriza tanto a residentes como a aquellos que tienen sus negocios en la zona. Fermín [nombre ficticio] se mudó a Puente de Vallecas hace apenas un par de años, siendo conocedor de los problemas de este barrio. Sin embargo, asegura que en los últimos meses está sufriendo «bastante degradación». Los Trinitarios se han hecho con el bulevar de la calle de Peña Gorbea y lo han transformado en su centro de operaciones particular. Campan a sus anchas en las terrazas, «sin consumir y hasta sin pagar», y tienen, según manifiestan los residentes de esta zona, amenazados a los locales comerciales. Hace unas semanas, la resistencia de uno de los restaurantes le costó a los dueños del mismo algunas sillas, mesas y toldos nuevos, pues estos jóvenes le prendieron fuego una madrugada. «Las terrazas les sirven como un lugar desde donde poder vigilar, por eso las quieren dominar», explican otros residentes de las viviendas situadas en torno a este bulevar. Fermín lo tiene claro: «Si tuviera hijos saldría corriendo de aquí. No es un sitio para criar a un niño». No solo porque en más de una ocasión han podido ver a toxicómanos drogándose en la vía pública y a plena luz del día, sino por la facilidad de encontrar estas sustancias estupefacientes. «Esconden las bolsitas en la calle y de muy malas formas. Casi cualquiera lo puede encontrar», apunta. Así en maceteros, alcantarillas, entre los arbustos o encima de las ruedas de los vehículos aparcados son algunas de las ubicaciones que más fama tienen. Sin embargo, la droga no es lo único que ha sorprendido a los vecinos en el entorno del bulevar de Vallecas. Fundas de armas blancas y palos de grandes tamaños en el interior de los compartimentos de los contadores o machetes de grandes dimensiones encima de toldos de comercios son algunos de los ejemplos que los residentes de la zona lamentan tener que contar. No es raro que a mediodía ya haya agentes de policía identificando a individuos jóvenes, algunos incluso menores de edad, que se mueven en patinete en torno a la vía. Estos, según apuntan a este periódico Marisa y Laura –también prefieren mantener el anonimato y dar nombres ficticios por miedo a las posibles represalias–, se dedican a vigilar el perímetro «dando vueltas 15 veces a la zona» y silbar en caso de que vean que alguna amenaza se acerca. «Hacen todo delante de nuestras narices. Tan solo con fijarte un poco te puedes percatar de todo», determina Marisa, cuya vivienda también se encuentra en los alrededores de este territorio dominado por los Trinitarios. «Son cosas a las que no estamos acostumbrados ni nos queremos acostumbrar », insiste. Estos vecinos, además, aseguran que se sienten «vigilados» e incluso «amenazados» por estos individuos. Bajar a tomar algo a las terrazas del bulevar de Peña Gorbea resulta misión imposible para ellos. « No nos sentimos seguros . Ellos se juntan en una esquina, forman su propio gueto y solo nos observan», apunta otro vecino. La preocupación entre los vecinos ha incrementado durante este verano. Tras la noticia de los tiroteos entre pandilleros que se han producido en la capital y el reciente suceso en el que un joven de 23 años quedó manco y fue apuñalado en la espalda, los que viven entre bandas califican de insostenible la inseguridad a las puertas de sus hogares. Y, lo peor de todo, es que no creen que se vaya a producir un cambio. «¿Cuántas reyertas ha habido este verano? ¿Esperan a que le pase algo a un vecino para actuar?», se preguntan en voz baja por si hay algún curioso indeseado escuchando su conversación. «En esta zona están los Ñetas, los Trinitarios en el bulevar de Vallecas [muy cerca del puente] y los Latin Kings mandan en Entrevías». Este mapa territorial lo explicaba, hace unas semanas a este mismo periódico, Juan, un colombiano de 26 años y amigo del joven que vio que sufrió una semiamputación de brazo. Esta reyerta se produjo después de que los Trinitarios atacaran a los Ñetas mientras bebían alcohol en unas canchas situadas a pocos metros del estadio del Rayo Vallecano . Esta acción, sin embargo, no quedará impune, según apuntaba un pandillero en esta misma información recogida por ABC. Conocedores de este contexto y el incremento de las pintadas que manifiestan una «guerra entre bandas» en las calles cercanas al bulevar de Vallecas, los vecinos están más atemorizados que nunca y exigen unas medidas más duras contras los implicados en estas actividades delictivas. «Estas pintadas reflejan hacia fuera la tensión que hay entre ellos. Sin duda notamos más tensión ahora que hace unos meses», concluye Fermín. Desde Jefatura Superior de Policía Nacional aseguran a este periódico que no se ha llevado a cabo ningún refuerzo más en los últimos días. Los vecinos afirman que hay «bastante presencia policial» en la zona, aunque señalan que agradecerían más efectivos durante las noches, que es «cuando más problemas se dan». Así, la vicealcaldesa delegada de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid exigió hace unas semanas a delegación del Gobierno medidas para atajar esta situación «de manera urgente» con un aumento tanto de efectivos policiales como de medios y herramientas legales para que estos hechos «no queden impunes».