De acto público en acto público, José Luis Escrivá trata definir su perfil como gobernador del Banco de España y olvidar las críticas por su nombramiento, que han sido muchas tanto dentro como fuera de España. Precisamente, hoy mismo 'The Economist' lo ha incluido en la lista de antiguos políticos que el Gobierno de Pedro Sánchez ha «colocado» en puestos «supuestamente independientes», dice el medio británico. Después de que ayer, durante una entrevista en Ondacero, se desmarcara de sus antiguos compañeros de Gobierno al afirmar que la eficacia de la actual Ley de Vivienda para abaratar los alquileres « no le constaba «, hoy le ha tocado hablar de la unión monetaria en el seno de la UE y de la competitividad de los Estados del Viejo Continente. Lo ha hecho acompañado del gobernador del Banco de Portugal, Mario Centeno, en el Foro la Toja-Vínculo Atlántico. Dado que el gobernador se ha referido a la insuficiente competitividad de Europa comparada con China y los EE.UU., al exceso de regulación y al hecho de que en el Viejo Continente no se premie suficiente a los empresarios «que arriesgan», ha dicho, tenía la excusa para ponerle algún deber al Gobierno, ese del que era ministro hace apenas unas semanas, pero no lo ha hecho. El destinatario de sus consejos ha sido la Unión Europea, de la que ha dicho que tiene «un entorno regulatorio demasiado pesado y demasiado prolijo», según él « por aversión al riesgo « y »por el proceso en el que se diseñan y se acuerdan las leyes«. Sacando a colación su «experiencia gubernamental previa», ha recordado que las normas europeas requieren primero un consenso o una mayoría cualificada entre los 27, pasando por la presidencia de turno de la UE, un proceso de consenso, que aunque inevitable, ha opinado, «lleva a un producto legislativo pesado y a veces subóptimo desde el punto de vista europeo». A su vez, ha recordado que estamos en una unión monetaria «con algunas debilidades» y que hay que «fortalecer» para que el trabajo de los bancos centrales sea más fácil en lo que refiere a controlar la inflación. Todo ello venía a colación del bajo crecimiento de Europa comparado con los EE.UU. y China, algo que «nos debe preocupar», ha enfatizado el exministro, porque puede no ayudar a la convergencia real de las economías comunitarias. En el debate sobre la competitividad en Europa un tema recurrente es el de los estados del bienestar que existen en la eurozona, un binomio bienestar-competitividad que el gobernador ha querido reivindicar como no-excluyente. «Es bueno» que los valores de cohesión y solidaridad se preserven a través del estado del bienestar, ha zanjado, antes de añadir que «para eso necesitamos una economía competitiva. La sostenibilidad de las cuentas publicas ayudará a la fortaleza de la unión monetaria». Siguiendo con la comparación con las principales economías mundiales, China y los EE.UU., también se ha referido a la necesidad de generar ámbitos nuevos de competitividad en materias como la inteligencia artificial, la protección de datos o las finanzas y hacerlo creando agencias europeas, como se ha hecho en el ámbito de la supervisión. En general, lo que ha reivindicado el gobernador es la necesidad de dar «una respuesta paneuropea» a las necesidades de crecimiento del Continente. Ha puesto de ejemplo el caso de las agencias de protección de datos, de las que hay 27 en la UE, un nivel de «segmentación», ha lamentado, que no se da en otras grandes economías. Hablando también de la excesiva segmentación, pero centrándose en la banca, Alejandra Kindelán , la presidenta de la Asociación Española de Banca, ha tomado la palabra para recordar que el fondo de garantías de depósitos únicos es una asignatura pendiente de cara a la consecución de la unión bancaria europea, porque «nuestros depositantes siguen teniendo niveles de protección distintos y nuestros bancos son valorados por su nacionalidad y no por su solvencia», ha comentado. Como ya se ha explicado, el exministro también ha reivindicado la necesidad de crear un entorno más atractivo para el capital humano que hay en Europa, que gracias a la educación es « magnifico » y la principal fortaleza del Continente, ha dicho. Sin embargo, ha considerado que el problema es que ese conocimiento no se transforma lo suficiente en actividad económica. «Necesitamos desarrollar mecanismos en Europa que permitan retener la transferencia de conocimiento y evitar que el talento emigre», ha insistido. Así, considera que también se requiere generar un entorno mucho más atractivo para conseguir que ese capital humano que ya existe siga operando y trabajando en Europa, remunerando « mejor el éxito y la toma de riesgos «, por ejemplo.