Bruno Sacco nació en Udine el 12 de noviembre de 1933, hijo del comandante de un batallón de infantería de montaña. En 1951, a los 17 años, se graduó en su ciudad natal como el geómetra más joven de Italia. Ese mismo año visitó el Salón del Automóvil de Turín: en este centro de ideas de diseño moderno, los grandes diseñadores de automóviles italianos presentan nuevos modelos, estudios y diseños. Fascinado por el mundo de las formas del automóvil, Sacco visitó la Universidad Politécnica de Turín a partir de 1952. En 1955 se incorporó a Carrozzeria Ghia SpA con sede en Turín y adquirió experiencia en la producción de modelos. Ghia ofrecía emocionantes estudios que se parecían a aviones futuristas, pero también a elegantes automóviles de uso cotidiano. A finales de 1957, Sacco conoció en Turín a Karl Wilfert, que desde mediados de los años 50 había sido el responsable de las pruebas de carrocería de Mercedes-Benz en la planta de Sindelfingen. Wilfert había creado el nuevo departamento de estilística, dirigido por Friedrich Geiger. El francés Paul Bracq fue nombrado por Wilfert como el primer diseñador, y en 1958, Bruno Sacco es contratado como segundo diseñador de carrocerías. Sacco trabajó en el área de desarrollo de pre-carrocería. Durante esta época se crearon modelos destacados como el Mercedes-Benz 600 (W 100, 1963 a 1981), que a pesar de su tamaño gigante, logró mantener proporciones elegantes en todas versiones, desde las versiones de batalla larga hasta un «landaulet» con asientos traseros y techo parcialmente abierto. Y el legendario 230 SL «Pagoda» (W 113), producido entre 1963 y 1971. A principios de los años 60, el ingeniero Rudolf Uhlenhaut (artífice de los triunfos de las Flechas de Plata de Mercedes) quería volver a Le Mans, prueba de la que estaba ausente la marca alemana desde la tragedia de 1955. Y quería hacerlo con una victoria lograda con un coche con motor Wankel. Así Paul Barcq diseña el primer coupé Wankel en 1965. Uhlenhaut se convence que la idea de volver a Le Mans no es factible, y se abandona el proyecto. Bracq se va de Mercedes a BMW, y Sacco asciende a primer diseñador. Dos años después se retoma el proyecto de los Wankel, si bien como un coupé de calle y no para un coche de competición. Y Sacco firma el que se puede considerar como su primer coche de la firma de la estrella, hablamos de los famosos C111 de 1969 y el C111-II de 1970, con su característica en forma de cuña En 1975, Sacco sustituyó a Geiger y se convirtió en el tercer jefe de diseño de la larga historia de Mercedes. El primer vehículo del que fue responsable fue el familiar de la serie 123, que se presentó en 1977 como el primer modelo con este tipo de carrocería de la marca alemana, si exceptuamos el «Mercedes Fintail» (110) Universal de 1965, carrozado en Bélgica. Durante este tiempo, determinó la forma de la Clase S con la serie W126 (1979 a 1992) y del coupé asociado (1981 a 1991). Estaba especialmente orgulloso de estos coches: «La serie 126 en todas sus formas de diseño es lo mejor que he hecho por Mercedes-Benz», dijo Sacco décadas después. Así, no es de extrañar que durante su jubilación guardara con orgullo un elegante 560 SEC azul oscuro en su garaje. Pero en este periodo hay dos diseños cruciales, como la Clase E (W124) y el W201, el 190 conocido como «Baby Benz» que servirá de punto de partida de la Clase C. El 190 fue probablemente su mejor momento, ya que presentó a Mercedes a una base de clientes completamente nueva y todavía es reconocido por los aficionados al diseño de automóviles como un ejemplo clásico del género de las berlinas compactas de «tres volúmenes». De hecho, como comentó hace algunos años el actual (y quinto) jefe de diseño de Mercedes, Gorden Wagener: «El 190 es un automóvil Bruno típico, monolítico, limpio, todo en el orden correcto». El hecho de que las cosas estuvieran en el «orden correcto» parece deberse a la educación de Sacco: se graduó con tan solo 17 años en su ciudad natal de Udine, siendo el geómetra más joven de Italia. Un detalle distintivo que contribuyó al aspecto robusto de los automóviles Mercedes durante el período Sacco, es la franja lateral inferior protectora que introdujo en 1979 y que apareció en su predecesor, la Clase C 190, Serie W201, de 1982-1993; la Clase E, Serie W 12, de 1984 a 1997; la Clase S, Serie W 140, de 1991 a 1998; y los deportivos SL, Serie W129, de 1989 a 2001. Sacco adoptó una filosofía de diseño de «horizontalidad», de modo que los productos de la misma marca, independientemente del tamaño o la forma, debían compartir vínculos de diseño visual, como él mismo declaró: «Un Mercedes-Benz debe verse como un Mercedes-Benz». También creía firmemente en la «afinidad vertical», es decir, que los modelos sucesores no debían hacer que sus predecesores quedaran visualmente obsoletos. Como se le ha citado en relación con uno de sus diseños más famosos y también favoritos, el SL Roadster de 1989: «Otra cosa que es igualmente importante es la progresión armoniosa del modelo: el siguiente modelo nunca debe hacer que el modelo anterior parezca viejo». Sacco seguía al frente del departamento de diseño durante la década de 1990, cuando la gama Mercedes se expandió drásticamente, tanto en segmentos más grandes (con el SUV Clase M de 1997) como en segmentos más pequeños (con el innovador monovolumen Clase A de 1998). Estratégicamente, la estructura del departamento de diseño de Mercedes también cambió y se expandió bajo la supervisión de Sacco, en particular con la incorporación de estudios de diseño avanzados y especializados en mercados regionales que se abrieron en Carlsbad, California, en 1990 y Tokio, Japón en 1993, además de un estudio de diseño de interiores en el Lago Como, Italia, en 1998. Este último estudio, en particular, parecía muy cercano al corazón de Sacco y no solo por su hermosa ubicación en el norte de Italia. La mansión del siglo XVIII donde trabajaban los diseñadores de interiores era un tanto especial. Anteriormente ocupada por la marca de moda Versace (algunas de las cabezas de medusa características de ese diseñador se podían encontrar en el edificio) y con pisos de madera pulida y techos pintados con murales de estilo clásico, la sensación en el interior era más como la de un hotel boutique que la de una oficina satélite de un gigante corporativo. Su ubicación era perfecta para acceder fácilmente a los carroceros de Turín y a las tendencias de moda y muebles de Milán. Su estilo «dolce vita», también atrajo a la marca a muchos diseñadores que tal vez no hubieran estado tan interesados en trabajar y vivir en Sindelfingen, menos glamurosa. Los últimos modelos de los que fue responsable Bruno Sacco antes de retirarse fueron la Clase S de la serie 220 (1998 a 2005) y el coupé de lujo Clase CL de la serie C 215 (1999 a 2006). Sacco se hizo cargo también de la imagen de marca de Mercedes, más allá de los vehículos. Fue él quien puso en marcha el nuevo centro de diseño en Sindelfingen, diseñado por el arquitecto italiano Renzo Piano en colaboración con el estudio de arquitectura de Gaggenau, C. Kohlbecker. El 31 de marzo de 1999 se jubila, y le sucede Peter Pfeiffer como diseñador jefe de Mercedes-Benz. Bruno Sacco recibe muchos premios y reconocimientos, entre ellos el doctorado honoris causa de la Universidad de Udine en 2002. Bruno Sacco ha sido uno de los diseñadores más influyentes de la historia del automóvil gracias a su capacidad para combinar estética y tecnología. A pesar de creer en la longevidad del diseño –un atributo clave de los coches Mercedes creados bajo su dirección, muchos de cuyos ciclos de vida eran de diez o más años, en lugar de los seis que ahora son más habituales–, Sacco no era partidario de la filosofía de diseño según la cual «la forma sigue a la función». Cuando fue admitido en el Salón de la Fama del Automóvil, en Dearborn, Michigan, en 2006, declaró: «No hay primacía de la tecnología sobre el diseño, ni del diseño sobre la tecnología. La estética de un producto nunca puede compensar una tecnología de mala calidad». Bruno Sacco, el hombre que dibujaba «estrellas», nos dejaba el pasado 19 de septiembre.