Unos minutos antes de las nueve de la mañana del 8 de agosto, Carles Puigdemont, acompañado del secretario general de Junts, Jordi Turull, hizo acto de presencia en el centro de Barcelona, a los pies del Arco del Triunfo asentado en 1888 para la exposición universal; pronunció un mitin de casi seis minutos subido a un gran escenario, instalado para la ocasión el día anterior; sus cientos de seguidores pudieron oírlo y verlo en grandes pantallas; la organización fue perfecta. Sin embargo, aquella operación no contó con los permisos pertinentes del Ayuntamiento de Barcelona. Aquel día del mes vacacional para la mayoría de los ciudadanos, Puigdemont habló sin ser detenido y salió rápidamente del escenario, agarrado del brazo por su...
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