«Las familias dan un teléfono móvil a los niños porque es un recurso fácil para que estén quietos y callados»
Laura Collado , delegada de Servicios Educativos de Cavall de Cartró, se muestra muy tajante en conversación con ABC: « Ni en casa ni en la escuela los niños deben tener un móvil en su etapa infantil, menos aún de cero a tres años. Es un grave error». En su opinión «hemos trasladado una necesidad de las familias a los niños. Les damos un teléfono móvil porque es un recurso fácil para que se estén quietos y callados cuando nosotros llegamos a casa cansados del trabajo y deseamos relajarnos o tenemos por delante tareas domésticas por hacer; cuando son algo más mayores porque así nos aseguramos que han llegado bien a algún sitio cuando van solos (cuando en realidad hay otros dispositivos que cumplen esta función; porque así se relacionan con sus amigos del cole, cuando la verdad es que pasan cada día 8 horas juntos...». Lo cierto es que los padres -prosigue Collado- también se sienten presionados por el entorno porque lo más habitual es que digan «no va a ser mi hijo el único que no lo tenga...». «Hay que buscar un equilibrio y ser conscientes de los peligros que tiene darles estos dispositivos antes de tiempo. La culpa de que se enganchen a la tecnología finalmente es de los padres que son los que les permiten su uso, el acceso a redes y contenidos inadecuados y no les ponen los límites necesarios. Hay que dar alternativas a los niños para que se distraigan sin tecnología. Cuanto más pequeños más fácil es que se distraigan y jueguen con cualquier otro objeto o juego y, lo más importante, los padres deben dedicarles tiempo para compartir con ellos». Asegura que cada vez hay más información sobre los riesgos que existen al dar dispositivos a edades tan tempranas y, que desde las escuelas también se está haciendo un gran esfuerzo por realizar sesiones de apoyo a las familias al respecto. «Igual que nadie daría un cigarro o una copa de alcohol a un pequeño de dos años, tampoco hay que darles una pantalla» Así lo advierte también Rosa García Roura, especializada en Comunicación e Innovación Pedagógica e integrante del equipo de comunicación de Cavall de Cartró, al apuntar que un uso prolongado de pantallas puede interferir en el desarrollo cognitivo, físico y del lenguaje. «Los primeros años de vida son cruciales para el desarrollo cognitivo y del lenguaje, y, de hecho, ya existen estudios que demuestran que el uso prolongado de las pantallas puede interferir en este proceso. En concreto, se confirma que aquellos niños que pasan más de dos horas diarias frente a una pantalla pueden experimentar retrasos en el lenguaje y en las habilidades cognitivas, así como tener más dificultades para reconocer y responder a las emociones. Esto puede afectar negativamente su capacidad para establecer relaciones sociales saludables». También explica que la exposición prolongada a pantallas está asociada con riesgos físicos. «La obesidad infantil, la fatiga ocular y el aumento de casos de miopía son consecuencias directamente relacionadas con la falta de actividad física que a menudo acompaña al uso excesivo de dispositivos electrónicos». Por todo ello, también insiste en la necesidad de establecer límites claros y estrictos que aseguren que la tecnología no sustituya actividades clave como el juego físico, la lectura o las interacciones sociales reales. Considera que la prohibición de los móviles en las escuelas «ya se ha convertido en un punto de inflexión, un primer paso para garantizar que las nuevas generaciones crezcan sanas y preparadas para un futuro cada vez más tecnológico y equilibrado, pero debe complementarse con otros esfuerzos para reducir, desde casa, su exposición en los primeros años de vida».