El matrimonio entre Barcelona y la Copa América ha acabado en divorcio, y en Valencia ya levantan la mano para postularse como nueva pareja de la competición de vela y convertirse así en sede de la edición número 38, previsiblemente en 2026. Los acontecimientos se han precipitado, y apenas tres días después de que el Team New Zealand ganase la competición el pasado fin de semana en el campo de regatas de Barcelona, tanto el equipo neozalendés como el Ayuntamiento de Barcelona confirmaban que la capital catalana renunciaba a albgerar la próxima edición de la competición. Horas antes, el presidente valenciano, Carlos Mazón , recalcaba que hará «todo lo posible» para coger el relevo, mientras que la alcaldesa María José Catalá aludía a trabajar «tranquilamente y prudentemente» para que la competición vuelva a su «casa natural». En el caso de la ruptura con Barcelona, el divorcio parece de mutuo acuerdo. «Tuvimos una conversación con el representante de la Copa de América ayer, y nosotros le dijimos cuál es nuestra posición», ha asegurado en Rac1 el teniente de alcalde de Economía, Hacienda y Turismo en el Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Valls para confirmar su renuncia . En el Consistorio, a pesar de que hay satisfacción con el balance de la competición, pesa el hecho de que contar con la Copa América implica una aportación pública importante , cercana a los 50 millones, diez de los cuales a cuenta de la administración local. Valls, al respecto, ha defendido que los objetivos del Ayuntamiento de cara a organizar la Copa América se comprendían de 2021 a 2024 y que «no necesariamente aporta nada alargarla hasta 2026», en relación precisamente a la inversión importante de recursos públicos. En este sentido, ha enmarcado la celebración de la Copa América en el ' post-procés ', tras un desgaste, a su juicio, de la imagen internacional de la ciudad: «En aquel momento, que nos diesen la Copa de América fue como la posibilidad de demostrarnos nosotros mismos que Barcelona podía hacer un evento global dentro del marco global de actividades deportivas y hacerlo bien». Sobre la postura del equipo neozelandés, desde el Ayuntamiento se cree que la organización hubiese querido seguir en Barcelona, aunque eran conscientes de que su acuerdo era entre 2021 y 2024, y ha remarcado que Barcelona nunca ha sentido la «vocación» de ser una sede permanente del evento. En este sentido, y tras la reunión mantenida ayer con el Consistorio, Team New Zealand emitía a última hora un comunicado descartando la continuidad en Barcelona. El equipo alegaba problemas con la capacidad de infraestructura para ampliar el número de equipos y por su voluntad de dar una mayor proyección comercial al acontecimiento. El equipo ganador, que según la tradición de la competición es el encargado de escoger sede, explicaba que mantienen «la mente abierta sobre la mejor manera de lograr» una mayor proyección para la regata. No descartan que en el futuro haya una o diferentes sedes, con objeto de dejar «una mayor huella global , más equipos y mayores oportunidades de expansión general». En este sentido, y según apuntaban en el equipo capitaneado por Grant Dalton, «sería difícil ampliar el número de equipos en función del espacio de infraestructura disponible en Barcelona». «Buscamos aumentar la audiencia y la participación en diferentes regiones, territorios y grupos demográficos», se añadió desde el equipo con una nota que, junto al posicionamiento del Ayuntamiento barcelonés, cerraba el debate abierto en la ciudad sobre la conveniencia de optar a repetir como sede de un acontecimiento que no ha despertado gran entusiasmo ciudadano. Sin conocer aún el impacto global de la retransmisión televisiva, sí está claro que la repercusión en Barcelona ha sido mucho menor de la esperada, incluyendo un muy activo grupo de detractores de un acontecimiento que han visto como punta de lanza y símbolo de la turistificación y gentrificación en algunos barrios. En paralelo al divorcio entre la Copa América y Barcelona, y sin conocer cúales son las opciones que contempla el Team New Zealand, desde Valencia se aspira a recuperar para su litoral una regata que ya albergó en 2007 y 2009. En este sentido, la alcaldesa aseguró que se buscarán fórmulas de colaboración con el capital privado para afrontar los gastos que conlleva albergar la competición. Por su parte, y en clave política, el presidente Mazón lamentó que, «incomprensiblemente», el expresidente Ximo Puig y el exalcalde de Valencia Joan Ribó «dejaron escapar» esta competición y «bajaron los brazos de una manera casi insultante para el pueblo valenciano». «Yo sigo en esa dinámica y lo seguiré intentando por difícil que pueda parecer, no me rendiré con esta postura», aseguró. Respecto al cambio de sede, en el Ayuntamiento de Barcelona, voluntad de colaborar, dispuestos a « ayudar en todo lo que haga falta «, en palabras del concejal Valls: »Ha terminado y, si tenemos clara esta posición, la comunicamos. Si, además, podemos ayudar a la Copa América para que las cosas le vayan bien, lo haremos, porque nos interesa que la Copa América, como marca, les funcione por todas partes. Vayan a Valencia o vayan a Moscú«.