A finales del pasado mes de junio, varios agentes del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil de Valdemoro vieron su vida pasar por delante. Un tipo al que habían ido a detener en Sonseca , un pueblo de Toledo, intentó llevárselos con el coche en el que huía. Era la (que se conozca) segunda fuga de película de Gregorio Navas Hernández, alias 'Willy'. Hasta ese momento, era un viejo conocido de los Cuerpos de Seguridad por sus robos por el método del butrón y su voracidad en el tráfico ilícito de vehículos. Pero este sujeto español de 37 años, desde aquel ataque a la Benemérita, pasó a formar parte de la lista de los 10 criminales más buscados de España, en julio de 2024. Hasta ahora, que el Grupo II de la Sección de Fugitivos de la Policía Nacional ha dado con él tras semanas de vigilancia en torno a su familia, en Móstoles. A Willy se le perdió el rastro en 2021, cuando aprovechó un permiso penitenciario para no regresar a la cárcel de Valdemoro, donde cumplía condena. Allí había compartido 'alojamiento', precisamente, con uno de sus maestros de correrías, Jonathan Moñiz Alcaide, 'el Piojo', y con uno de los hermanos de este, Miguel Ángel, 'el Negro'; y de allí es de donde se fugaron estos dos últimos a primeros de diciembre de 2020. «Willy estaba destinado a ser el heredero del Piojo», explican fuentes policiales; de hecho, ambos (así como Raúl Gil Castañares, 'el Taca', por aquello de tacaño) fueron apresados en la operación Joy, culminada el 20 de marzo de 2013 con una docena de ladrones detenidos. Participaron quince comisarías, unidades, brigadas y jefaturas de Policía Nacional (coordinadas por el Grupo de Robos de la UDEV Central y el de Tráfico Ilícito de Vehículos de la Udyco Central), alrededor de 200 agentes. En aquella época resultó muy novedoso el hecho de que, para rentabilizar los recursos y agilizar el trabajo, los jefes de cada grupo de investigación abrieran un grupo cerrado de WhatsApp para ir volcando cada una de las diligencias que practicaban o para comunicar los datos que necesitaban unos de otros. Una técnica, en este tipo de operaciones de robo a nivel nacional, totalmente pionera. Pero, claro, los jueces que entendían del asunto decidieron dejarlos en libertad a la espera de juicio y siguieron haciendo de las suyas. Esta es una constante en los casos de robos con fuerza. Navas Hernández «no es un pájaro cualquiera», dicen quienes lo han trabajado. Su fuerte es el robo de coches de lujo y su posterior puesta en el mercado negro. El día del ataque en Sonseca, el GRS iba a por él: estaba en un edificio de okupas, escondido. Ahora, Fugitivos le ha hecho un seguimiento a su entorno más cercano y localizó el piso en el que residen su mujer y sus hijos. Durante casi un mes, los investigadores han estado haciendo 'tronchas' (vigilancias discretas) en el exterior del edificio en cuestión, en la calle del Empecinado, en Móstoles. En ese momento, le constaban numerosas requisitorias judiciales, entre ellas dos de ingreso en prisión. Los policías conocían que, por su perfil, debía acudir en algún momento a esa vivienda, a la que creen que ha estado yendo y viniendo, para ver a sus parientes más cercanos. Allí, los Navas tenían incluso una cámara de videovigilancia por si aparecían los agentes u otros enemigos. Hasta que el lunes observaron cómo llegaba Willy; con pruebas gráficas, consiguieron que el juzgado autorizara la entrada la siguiente noche y quedó arrestado a las seis de la mañana de este martes. Ha vuelto a su hábitat, la cárcel. Suma, solo en territorio de la Policía Nacional, 20 antecedentes por robos con fuerza, lesiones, delitos contra la seguridad vial, contra la seguridad del tráfico, asociación ilícita, falsedad documental, robo de vehículo y atentado contra agente de la autoridad.