Parejas hay dos: las que la administración acredita, y luego las otras, que no tienen más papel que el albarán de la compra a dúo en Carrefour. Las primeras, las avaladas por la papelería legal, pueden venir del notario o bendecidas por el padre Ángel. Las otras, desembocan en una viudedad que mejor se diría orfandad. Lo acabamos de leer aquí en ABC , donde un ramo de viudas de edades diversas acuden a Madrid, a reivindicar alguna respuesta cabal a su desierto civil, tras la muerte de la pareja, porque la nueva Ley de Familias no las acoge. El Gobierno se da mucho reprís en aparejar los trámites para transitar de Manolo a Manoli en un pispás de fin...
Ver Más