El peregrino, caminante o viajero saldrá de Nájera para emprender el camino a la vera del río Najerilla y a la sombra de las cuevas rupestres y riscos del cerro arcilloso que protege la ciudad. Comienza el llamado Camino Medieval , el que realizaban los peregrinos medievales rumbo a San Millán de la Cogolla , a los monasterios de Suso y Yuso , para dar culto y venerar las reliquias del eremita San Millán. Y es que no hay que olvidar que, en la Edad Media, los caminantes no seguían 'flechas amarillas', sino reliquias de grandes santos en su camino hasta Compostela. Entre viñedos se llega hasta la desembocadura del río Cordovín, para alcanzar más tarde Badarán , localidad ubicada en plena 'Ruta del Vino' y 'Ruta de los Monasterios', a la que se entra por la calle Real. Aquí es visita obligada la iglesia de Nuestra Señora de la Expectación , del siglo XVII, erigida sobre uno templo anterior, en la que destacan la románica pila bautismal, la Capilla de don Esteban Torrecilla y Manso –regente del Consejo Supremo de Italia– y el barroco retablo mayor, del XVIII, obra de Francisco de la Cueva. Paso a paso, la senda sigue entre chopos y viñedos pasando por guardaviñas por el llamado Camino Real hasta el Vado de la Reina. La ruta histórica recorrida desde hace siglos por reyes, nobles, religiosos, juglares, comerciantes y peregrinos, que lleva primero a Berceo –donde nació el eremita San Millán, según las crónicas de San Braulio, así como Gonzalo de Berceo, el primer poeta que escribió en castellano– para más tarde alcanzar nuestro destino; San Millán de la Cogolla , y los monasterios de Suso y Yuso, declarados Patrimonio Mundial en 1997. Escondidos entre montañas, hayedos, robles, encinas y pinos, sus orígenes están ligados a San Millán, pastor nacido en el siglo V en Berceo que decidió cambiar su vida y que, tras ser discípulo de San Felices en Haro, se asentó como eremita en una cueva de estas montañas. Más tarde, la gruta pasó a ser iglesia y después cenobio de una comunidad de monjes anacoretas . Así nació el monasterio de Suso, el 'de arriba', de estilo visigodo y románico, que albergó un scriptorium donde un monje allá por el siglo X hizo las primeras anotaciones en castellano, en el conocido como Códice 46, y en euskera, en el Códice 60. Allí el peregrino (o cualquier viajero) podrá descubrir la cueva donde vivió y fue enterrado San Millán, el altar más antiguo de España , decenas de grafitis medievales en sus muros y en la entrada, las tumbas de seis reinas navarras y el panteón de los Siete Infantes de Salas o de Lara , protagonistas de una leyenda del siglo X sobre una traición familiar. A un kilómetro de Suso se alza el monasterio de Yuso, 'el de abajo'. Fue construido en el siglo XII, ampliado en los siglos XVI y XVII. Llamado 'el Escorial Riojano' es una joya de la arquitectura renacentista y barroca. Sus orígenes están marcados por la leyenda que cuenta que cuando el rey Sancho decidió trasladar los restos de San Millán a Nájera los bueyes que tiraban del carro quedaron paralizados a medio camino, lo que fue tomado como una señal celestial, por la que se decidió levantar el monasterio. En Yuso, hoy habitado por frailes agustinos, el peregrino no debe perderse la portada barroca , obra de Pablo de Basave; la iglesia gótica y su retablo mayor, con lienzos de Fray Juan Rizi, de la escuela de Greco; la Sacristía, con frescos del siglo XVIII, cajoneras de madera de nogal y veinticuatro lienzos traídos de Nápoles; la Sala de los Códices , con cantorales de los monjes; y el Oratorio de San Millán , donde se hallan las arquetas con relieves de marfil que conservan las reliquias de San Felices y San Millán, los dos grandes eremitas y santos riojanos. San Millán de la Cogolla es visita y parada obligada. Hasta el siglo XII coexistieron los dos monasterios. El de arriba, Suso, fiel a la tradición: regla mozárabe y de carácter dúplice, y el de abajo, Yuso, fiel a la regla benedictina, quedando finalmente como casa principal de los monjes. Aquí, hoy olvidado por muchos, comenzó a gestarse de la mano del rey Leovigildo, la unidad, no solo religiosa y cultural, sino política de las tierras de España. Y es que San Millán fue el primer santo de la liturgia hispana , aclamado como 'padre y patrón' de España.