La Policía Nacional ha detectado la vuelta del viejo 'timo de la mancha' en la zona centro de Málaga. En fechas recientes, al menos ocho turistas han sido víctimas de un tradicional modus operandi utilizado por los carteristas. Los agentes han detenido a un hombre de 56 años que, tras aproximarse a ciudadanos extranjeros en el casco histórico de la ciudad, se ofrecía, amablemente, para limpiarles un supuesto excremento de pájaro en la indumentaria. Previamente, el 'afable' ciudadano masticaba unas galletas y, de modo intencionado, dirigía unos esputos, con la mezcla, hacia la vestimenta de sus objetivos. El momento de desconcierto era aprovechado por el sospechoso para el hurto de efectos de valor , teniendo predilección por las tarjetas bancarias. El Juzgado de Instrucción 13 de Málaga ha decretado la prohibición de entrada en la capital malagueña para el investigado. La operación, llevada a cabo por agentes adscritos a la Comisaría de Distrito Centro de Málaga, se inició al recibirse un cúmulo de denuncias en las que las víctimas, en su mayoría turistas extranjeros, ponían de manifiesto el hurto de pertenencias por parte de un desconocido. El sospechoso se ofrecía servicialmente a los excursionistas para limpiarles manchas de excremento de pájaro en la ropa , aprovechando cualquier momento de descuido de las víctimas para sustraerles sus pertenencias. Según la investigación, el carterista utilizaba prendas como gorros y boinas para dificultar su identificación por parte de la Policía. También portaba una riñonera donde, según las pesquisas, guardaba galletas que masticaba al aproximarse a sus objetivos, expectorando pequeños trozos de ese alimento contra los turistas, a los que alertaba de la existencia de una mancha en la ropa. Varios de los perjudicados denunciaron cargos fraudulentos en sus cuentas bancarias tras la sustracción de las mismas. Finalmente, con las diligencias de investigación correspondientes, los agentes lograron identificar y localizar al sospechoso en la localidad de Benalmádena (Málaga). El carterista, que iría cambiando de localidad cada cierto tiempo en su espiral delictiva, viajaba a bordo de un vehículo de alquiler, interviniéndose en el coche diversas prendas de vestir y otros objetos utilizados durante la comisión de los ilícitos penales.