La denominación Vantage continúa un linaje extraordinario que se remonta a 1950, cuando este nombre se utilizó por primera para para designar un paquete de motor mejorado para el DB2 de competición. La primera vez que el término «Vantage» se utilizó para designar un modelo fue en 1964, una versión de altas prestaciones del DB5, que se convirtió en el nuevo buque insignia de la gama. En el año 2005 Aston Martin presenta el Vantage, ahora concebido como un modelo de acceso de gama. En 2018 llega una segunda generación y, en 2024, este Aston Martin ha sido actualizado, y no se trata de un lavado de cara, es mucho más. Realmente ya no podemos llamarlo «pequeño», dicen los responsables de la marca. En efecto, el nuevo Vantage presume de grandes cifras: 665 CV. 800 Nm, acelera de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos y alcanza una velocidad máxima de 325 km/h. Y un precio de salida de euros que sitúa a este «pequeño» Aston Martin en el clan de los «grandes». Se trata de un coche agradable y bien diseñado que no sólo representa una gran mejora con respecto al antiguo Vantage, sino que también se convierte en un coche excelente. Antes de conducirlo, hablemos de los cambios en relación al Vantage 2018. Si bien las luces traseras y la forma general de la carrocería permanecen sin cambios, prácticamente todos los paneles de la carrocería han evolucionado. Una de las primeras cosas que llama la atención son los nuevos faros, más grandes, que ayudan a equilibrar visualmente la nueva y francamente gigantesca parrilla. Esta última es muy voluminosa, porque el motor más musculoso requiere una gran capacidad de refrigeración: entra hasta un 29% más de aire fresco. Las nuevas rejillas de ventilación situadas a cada lado recuerdan un poco a las del antiguo Aston Martin One-77. Los nuevos faldones laterales, muy gruesos, se traducen en un aumento de 30 mm de anchura. También se ha rediseñado el spoiler frontal. El interior ha recibido una revisión aún más completa. Es más moderno, más bonito, más agradable al tacto y tiene una interfaz multimedia y una pantalla mucho más modernas; el mismo sistema que se encuentra en el DB12 y el DBX rediseñado. Afortunadamente, todavía hay botones, pero mejor distribuidos que antes, con perillas táctiles y texturizadas para el volumen del estéreo, el ventilador del aire acondicionado y los ajustes de temperatura para el conductor y el pasajero. Los botones también le permiten seleccionar los modos de amortiguación adaptativa o escape activo, mientras que los antiguos botones separados P, N, D y R han desaparecido en favor de un selector tradicional, más práctico. El salpicadero también está mejor diseñado, con unas líneas más sencillas. Aunque gran parte del interior es nuevo, su posición de conducción es la misma que antes: la de un deportivo con motor delantero, baja, con los brazos y los pies extendidos. Aston Martin ha reforzado la estructura del Vantage en lugares estratégicos, y se ha incrementado la rigidez torsional de todo el chasis. Por ejemplo, los amortiguadores traseros están unidos detrás de los asientos, se han añadido paneles de protección adicionales delante y detrás y se ha desarrollado un nuevo diseño del soporte transversal del motor. Además de dar a los ingenieros de Aston Martin una mayor flexibilidad a la hora de elegir neumáticos y amortiguadores, el objetivo era lograr una mayor precisión. La mayor rigidez en la parte trasera del coche mejora la carga lateral que soportan los neumáticos traseros, así como a su reacción. Otro objetivo de reforzar la rigidez delantera era obtener una mejor sensación de dirección en el punto medio no siempre fácil de conseguir con un neumático deportivo. El Vantage ahora monta las muy deportivas cubiertas Michelin Pilot Sport 5 S Se revisó la dirección asistida eléctrica y se rediseñó la columna de dirección para mejorar la sensación y la respuesta. Se han revisado muelles, barras y rótulas. Las vías ensanchadas también mejoran el rendimiento. Y los nuevos amortiguadores Bilstein DTX controlados electrónicamente. La frenada se ha mejorado con discos delanteros de 410 mm y pinzas de seis pistones. Los traseros son de 360 mm, con pinzas de cuatro pistones. Un nuevo servofreno proporciona una respuesta más firme y comunicativa al pedal, y Aston Martin incluso ha diseñado diferentes servos dependiendo de si los clientes eligen los frenos de hierro fundido estándar o los frenos cerámicos opcionales (que se instalan en los coches que conducimos aquí). para conseguir las mejores sensaciones posibles. Pero Aston se ha esforzado tanto en hacer que el nuevo Vantage sea divertido a velocidades normales en carretera como en ser preciso y ágil a altas velocidades. La potencia de 665 CV (155 CV más que el antiguo Vantage y 130 CV más que el más potente F1 Edition) es una ventaja. Permite al nuevo Vantage dominar en su segmento y justificar su precio de 201.327 euros. Así la firma de Newport Pagnell ha decidido claramente que todos sus coches deben ser los más potentes de su clase. Así, el nuevo Vantage supera al Mercedes-AMG GT con el que comparte su V8 biturbo de 4 litros (585 CV en el modelo de Stuttgart), al Ferrari Roma (propulsado por un V8 biturbo de 4 litros con 620 CV) e incluso al Porsche 911 Turbo S (boxer 6 cilindros, de 3,7 litros y 650 CV). Los turbos, culatas, levas, válvulas de admisión y escape -e incluso el bloque- son nuevos respecto al anterior Vantage. La transmisión automática ZF de ocho velocidades de convertidor de par, se mantiene, con elementos rediseñados y ajustes de software para cambios más rápidos. Las relaciones son las mismas, pero acortar la relación final en un 5% ha permitido incrementar la aceleración. Como antes, el vehículo está equipado con un diferencial controlado electrónicamente, recalibrado ahora. Ponerse al volante de un Aston Martin tiene algo muy especial. Es tocar, escuchar, sentir el espíritu de una marca nacida hace ciento once años, creada por un piloto llamado Lionel Martin, que corría pruebas en Aston Hill, junto a su socio Robert Bamford. Muchas carreras, con triunfos como el de Le Mans en 1959, una historia con momentos complicados, pero siempre salvados por la pasión de gente audaz… En posición central/delantera, el V8 biturbo de 4.0 litros de origen Mercedes (la marca alemana es socio técnico de la británica) emite un gruñido de coche potente al ralentí, pero es suave y dócil a bajas velocidades. El cambio automático del Vantage es lento a la hora de subir de marcha. Si queremos más rapidez, tenemos las levas que se han movido desde la columna de dirección a la parte posterior del volante, y luego bloqueamos la caja de cambios en manual modo utilizando el botón situado detrás del selector de marchas. En las pequeñas carreteras se tiene la sensación de ocupar mucho espacio, pero rápidamente nos sentimos cómodos. El Vantage te da confianza rápidamente: es ágil, equilibrado y, sobre todo, las sensaciones al volante son muy claras. Hay cinco modos de conducción, seleccionados girando el bisel que rodea el botón de inicio. Sport es el modo predeterminado, luego está Sport+, Track, Individual para elegir tu propia configuración y un nuevo modo Wet. También hay un sistema antideslizante regulable en nueve posiciones: 1 corresponde a la máxima tracción, 8 permite una gran libertad de movimientos y 9 está completamente desactivado. Al pasar del modo Wet al Sport la diferencia es muy grande, y aún más en el Sport+, el más firme: aquí la suspensión es realmente muy rígida. De hecho, desde la primera curva da la impresión de que también es muy firme en el modo Sport predeterminado. La amortiguación a baja y media velocidad responde un poco más de lo que cabría esperar. Sin embargo, esto mejora a medida que se gana velocidad: cuanto más acelera, más gana el Vantage en flexibilidad y elasticidad. Elegimos el modo de conducción Sport +, para endurecer ligeramente los amortiguadores y fortalecer aún más el soporte de la carrocería. Al abordar las largas curvas, sientes que el coche se hunde ligeramente en la primera fase de la curva, antes de asentarse. El agarre delantero es impresionante y el trasero le sigue maravillosamente. A pesar de su enorme potencia, es un coche más comunicativo y fácil de conducir. Puedes sentir exactamente lo que está sucediendo con sus Pilot Sport S 5. Un botón en la consola central cambia el sonido del escape en tres etapas, pero incluso en modo silencioso, se deja oír en el interior: alguien puede cansarse, pero, opinión personal, me parece un verdadero placer escuchar este ocho cilindros. Y, desde fuera, el sonido es fantástico. Y aunque 665 caballos de fuerza pueden parecer excesivos sobre el papel, hacen del Vantage un juguete fantástico. El par máximo de 800 Nm distribuido entre 2.750 y 6.000 rpm también juega un papel importante en las prestaciones del vehículo. El nuevo Vantage es un coche realmente divertido y deseable, que puedes elegir en función de sus propias cualidades sin tener que compararlo con la competencia. Suspensiones, frenos, dirección, un reparto de pesos 50/50…, son factores que suman sensaciones fantásticas. En realidad cabe preguntarse si este nuevo Vantage tiene algo que envidiar a su hermano mayor el DB12… Cuesta bajarse de este automóvil al final de nuestra prueba. Harían falta más kilómetros para conocer más a fondo el Vantage, para aprovechar realmente todo su potencial, para seguir disfrutando de un deportivo que es, por su equilibrio en todos los sentidos, un seductor irresistible, como Bond, James Bond…, ya saben.
