Si alguien pensaba que el debate alrededor del acuerdo bilateral con los partidos independentistas catalanes iba a desarrollarse sin abollar de paso al concierto vasco se equivocaba. Lo que en su día se admitió con cierta normalidad o quizás como algo inevitable para conseguir la pacificación de los enemigos de la paz hoy se discute. No su indudable encaje constitucional, algo que el acuerdo catalán ni tiene ni tendrá, pero sí sus consecuencias sobre la igualdad. Hoy tenemos la prueba. No ha hecho falta que el Gobierno apruebe el cambio a permanente de los gravámenes que penalizan a las energéticas y las entidades bancarias, algo que muy probablemente no consiga hacer. Tampoco ha hecho falta que el Gobierno vasco lo... Ver Más