Lo triste es que de lo que depende tener una vejez medianamente llevadera y pasar como uno pueda por la enfermedad que le merme la vida o que sencillamente se la quite es el dinero. Sí, la pasta: si la tienes te aseguras ciertas comodidades, unas garantías que te permiten dormir tranquilo y acompañado; si no, más vale que reces si eres creyente o que te encomiendes al destino. Las listas de espera son siempre una trampa: quienes caen en su pozo no saben nunca cuándo van a salir a flote, quienes las usan como munición política conocen de sobra que el bumerán es de ida y vuelta y que a poco que se descuiden les perseguirá. El socialismo militante...
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