Desgarrador testimonio de Maxsoud Luiz, padre de Samuel, el joven al que una turba de jóvenes agredió hasta la muerte la madrugada del 3 de julio de 2021 en La Coruña: «Me cambió la vida, me quitaron lo que más amaba, me quitaron el brillo que había en nosotros, me quitaron todo», ha relatado entre lágrimas en el juicio, que este lunes ha celebrado su octava sesión en la Audiencia provincial de La Coruña por el asesinato de su hijo. «Quien tenga que pagar, que pague», ha sentenciado el padre de Samuel en una sala de vistas en completo silencio escuchando su relato. Eso sí, ante el tribunal popular y los cinco procesados por la muerte de su hijo, Maxsoud Luiz también ha querido dejar claro que él no es juez, que él no estaba allí «para juzgar a nadie», sino porque es su obligación. Y ha añadido, seguramente en referencia a los padres de los acusados: «Aquí hay muchas familias destrozadas. No una, hay muchas». Ha sido un testimonio desgarrador, de un padre desencajado por el asesinato cruel de su hijo. La magistrada, consciente del difícil trago que iba a suponer para él comparecer, le ha dicho antes de empezar el interrogatorio: «Tómese el tiempo que necesite, no se preocupe». «Es muy difícil. Cuanto antes acabemos, mejor para mí», ha contestado Maxsaud Luiz. A preguntas de la fiscal, Olga Serrano, ha explicado que su hijo era también su «mejor amigo», un joven al que no le gustaban las peleas y que a sus 24 años compaginaba estudios y trabajo. «Mi hijo fue un ejemplo para muchos, nadie en esta vida puede hablar mal de él. Era un ejemplo perfecto, dentro y fuera de casa», ha detallado el padre, orgulloso de su hijo, ante una sala en completo silencio y los acusados cabizbajos. Su mujer y él siempre le advertían que tuviera cuidado, y su hijo les respondía tranquilizándoles, diciéndoles que nunca se metería en «ningún fregado». «Y al final....», ha añadido Maxsaud sobre la salvaje paliza que acabó con la vida del joven a las puertas de una discoteca, protagonizada por un grupo de individuos a los que no conocía de nada. Son cinco los jóvenes que se sientan en el banquillo por el asesinato, para los que las acusaciones piden penas de entre 22 y 27 años de cárcel. A dos de ellos, las acusaciones le atribuyen el agravante de discriminación por razón de la orientación sexual de la víctima. Por eso ha sido inevitable preguntarle en el juicio si la vestimenta y apariencia de su hijo podían llevar a deducir que era homosexual. «Un padre conoce a su hijo y respeta a su hijo. Yo un día le pregunté su condición, y la respuesta que me dio fue que no era el momento», ha respondido Maxsaud a preguntas de las acusaciones. Ha sido un testimonio conmovedor y doloroso, en el que el padre de la víctima ha insistido en que pague «quien tenga que pagar», pero que él no es juez, y en este caso hay muchas familias destrozadas. Pero hacia el final de su intervención ha añadido: «A ningún animal se le deja tirado en una cuneta, y así estuvo mi hijo». Su testifical ha rematado respondiendo a los abogados de las acusaciones, reiterando que ahora lo único que quiere su mujer y él es seguir su camino, «callados» y sin que nadie les moleste. Los abogados de las defensas han preferido no hacerle ninguna pregunta.