Las medidas que se han ido adoptando contra la piratería en España marcaban una tendencia de claro y drástico descenso desde 2017, pero el último Observatorio de los hábitos de consumo de contenidos digitales de 2023 revela un estancamiento preocupante para el sector cultural. El número de accesos ilegales apenas registró un descenso de un 1% desde 2022 y alcanzó los 5.079 millones . Debido al incremento del coste de los contenidos, su valor de mercado ascendió además hasta los 33.957 millones de euros, con una «notable subida del 5% (7 puntos en dos años)», según denuncia la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos. El perjuicio para los creadores y las industrias se elevó hasta los 1.992 millones de euros, lastrando la creación de 107.410 puestos de trabajo directos e indirectos y los ingresos que pudieron percibir las arcas públicas en 600 millones no recaudados en concepto de IVA, IRPF y cotizaciones a la Seguridad Social. « El estancamiento de los datos muestra cómo el parasitario mercado ilegal ha sabido eludir las medidas actuales para seguir delinquiendo, abrir fisuras en la recuperación y malograr los muchos recursos y esfuerzos que el sector cultural y la Administración han impulsado estos años atrás», constata Carlota Navarrete, directora general de la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos. A su juicio, «es el momento de perfeccionar con urgencia y voluntad todos los instrumentos y dar cabida a soluciones más eficaces » para «afrontar los desafíos y ofrecer respuestas a los retos inmediatos de la protección de la propiedad intelectual y la Cultura, como ámbito estratégico fundamental para el futuro y la competitividad». Con un 37%, un 4% más que en 2022, el sector de los libros encabeza un año más el porcentaje de individuos que acceden a contenidos ilícitos, según este mapa sobre la piratería que desde hace más de una década elabora la consultora GfK a instancias de la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos. «Esta práctica no solo pone en riesgo la publicación de libros, periódicos y revistas, sino que también dificulta que los ciudadanos dispongan de una información y de unos contenidos veraces y de calidad », destaca Carme Riera, presidenta de Cedro. A los libros le sigue el sector de la música , que pese a registrar un leve descenso en el número de consumidores ilegales y situarse en un 30%, continúa siendo el más castigado económicamente por estas prácticas. Suma 2.369 millones de accesos piratas cuyo valor ascendería a 11.320 millones de euros, un 10% más. Aunque el consumo lícito de periódicos en formato digital aumenta, el ilícito se mantiene en un 26%, por delante de películas, series y revistas con un 22%. De entre estas últimas destaca el aumento en un 27% con respecto a 2022 de individuos que leen ilegalmente revistas en formato digital y en un 28% en volumen de contenidos, suponiendo un perjuicio de 340 millones de euros. El número de consumidores piratas de series se incrementó un 10% respecto a 2022 y aunque el de películas bajó un 7%, el perjuicio para las industrias fue de 330 millones de euros. «Una de cada cinco personas ve ilegalmente películas y series. Esto impacta a miles de empleos y a toda la cadena de valor del audiovisual y provoca pérdidas devastadoras, cuantificables en un perjuicio para el sector de películas y series de 330 millones de euros en su conjunto», se lamenta Estela Artacho, presidenta de Fedicine. Según Octavio Dapena, director gerente de Egeda, «ahora la fuente principal (de la piratería) son las OTTs e IPTV ilegales y las redes sociales» que «han elevado exponencialmente el riesgo de pirateo masivo de todo tipo de contenidos audiovisuales». A pesar de que siete de cada diez internautas reconocen que los creadores y las industrias culturales son un sector estratégico y que existe suficiente oferta legal de fácil acceso, se justifica el consumo de contenidos ilícitos con diversos argumentos («lo hace todo el mundo»). Casi la mitad, un 46%, asegura no distinguir entre plataformas legales e ilegales. Los buscadores, especialmente Google (92% de las búsquedas), continúan siendo la principal puerta de acceso a contenidos piratas, seguidos de las aplicación de mensajería y redes sociales. Facebook ha dejado su lugar a Telegram como opción preferida, seguida de Youtube, Whatsapp, Instagram y Twitter. El Observatorio destaca que la mitad de los internautas piratas utiliza Telegram y de ellos, el 40% pertenece a un grupo en el que tiene acceso a contenidos ilegales. En el caso de Whatsapp, uno de cada diez internautas pertenece a algún grupo con acceso a contenidos y los que más se consumen son imágenes, seguidas de películas, series, libros, revistas o periódicos y música. Uno de cada cuatro usuarios reconoce haber pagado para acceder a algún contenido ilegal y el 60% de los consumidores ha tratado de entrar en algún portal cerrado o ya inexistente, tipo Torrent. «Hay que perfeccionar las medidas para luchar contra los infractores de forma más definitiva», instan desde la Coalición de creadores e industrias de contenidos, que pide « detener la rueda del hámster y acabar con las prácticas delictivas en el acceso a los contenidos protegidos por propiedad intelectual». Antonio Guisasola, presidente de Promusicae, alerta de que «se están perdiendo millones de euros y puestos de trabajo que van a manos de delincuentes que se aprovechan del trabajo creativo ajeno» y pide a las Administraciones Públicas « incorporar reformas legislativas que se adapten a la evolución de este fenómeno parasitario y dañino para el conjunto de las estructuras culturales de nuestro país». Al constatar que «en 2023 no ha habido una mejoría» y un 15% de los consumidores accedieron ilegalmente a videojuegos, también José María Moreno, director general de la Asociación Española de Videojuegos (Aevi), reclama al Gobierno «medidas más contundentes de protección a las industrias culturales y los creadores, así como un diálogo fluido para erradicar la piratería y defender la propiedad intelectual».